La naturaleza y la familia son cosas que logran desarrollar una gran felicidad en los mexicanos.
No la busques donde no la encontrarás nunca.
Rodrigo Díaz de V.
En 2013 la ONU (Organización de las Naciones Unidas) estableció el 20 de marzo como el Día Internacional de la Felicidad, ya en 1993 había declarado el Día Mundial del Agua al 22 de marzo. Debe hacerse notar que igual que el día de las madres, lo lógico es que tanto la madre como la felicidad, como el agua y otros muchos, se celebren todos los días. La felicidad es la aspiración máxima de todo ser humano y el agua es la vida. Lo malo es que muy pocos relativamente son plenamente felices y valoran la vida (el agua) sin la cual no se puede ser feliz y es porque muchos no saben dónde buscarla, la buscan por todas partes menos donde la encontrarán con toda seguridad. Si quieres encontrar algo, búscalo donde puedas encontrarlo. De la madre hablaremos con motivo del 10 de mayo y del agua, aunque ya hemos hablado en muchas ocasiones lo haremos nuevamente en ocasión próxima, como igualmente tocaremos otros temas que deberíamos tener presentes todos los días.
En el 2015 la ONU estableció para alcanzar la felicidad, 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, cuyas metas de poner fin a la pobreza, reducir la desigualdad y proteger al planeta son primordiales para contribuir a garantizar el bienestar y la felicidad, sin poner atención a lo más importante.
Según el World Hapiness Report, México de 156 países analizados ocupa el 23 lugar en cuanto a ser feliz y el 2º en América, considerando que algunos obtienen la felicidad gracias al dinero y el prestigio, otros la encuentran en viajes, amor familiar, conciertos y ricas comidas, que la felicidad es diferente para cada uno de los humanos.
Llama la atención el concepto tan pobre que tienen de la felicidad, que lo enfocan desde una percepción egoísta (ego) alimentada por la ambición de poder, dinero y placer, que solo puede dar satisfacción momentánea y pasajera, lo que no es felicidad.
Dos instituciones de investigación serias sin lazos con la ONU, en forma independiente una de Inglaterra y la otra de EE.UU. (no recuerdo su nombre), hace un par de años encontraron que los países más felices del mundo eran los hispanos y buscando la causa llegaron a la conclusión que era por el mayor sentido de familia que tenían. Esto no concuerda con lo afirmado por World Hapiness Report, que por su liga con la ONU es de considerarse que está manipulado. La ONU y otras organizaciones mundiales manejan la ideología de género que va contra la vida, la familia y la libertad religiosa y por lo mismo actúan contra la felicidad, aunque afirmen que hace lo contrario, igual que López Obrador y todos los que trabajan por la izquierda populista al servicio de la cultura de la muerte, caracterizándolos el uso de la mentira, la calumnia, la ambición y la corrupción.
Es evidente que ese mayor sentido familia es consecuencia de los valores que se viven en estos países y que la izquierda trata a como dé lugar de destruir, a través de una educación sin Dios, perversión desde pequeños (4 años) a la infancia y juventud por una supuesta educación sexual obligatoria en las escuelas, incluida hasta en los libros de texto gratuitos. La imposición que tratan de hacer de la ideología de género, que va contra la vida, la familia y la libertad religiosa, es perversa.
¡Ser feliz!, como mencionamos, es la aspiración máxima de todos. Dios por amor nos creó para ser felices. Por eso desde pequeños consciente o inconscientemente buscamos la felicidad, buscamos aquello que nos hace sentir bien y en paz. Sin darnos cuenta muchas veces lo que tratamos de lograr, no es lo que nos va a dar la oportunidad de alcanzarlo, lo que solo es una fata Morgana (alucinación) en el desierto de la vida. El esfuerzo que se hace para alcanzar la felicidad, es constante, pero es indispensable saber dónde encontrarla, no dejarse engañar por las apariencias y el canto de las sirenas. Es importante no dejarse llevar por la ambición de dinero, poder y placer, porque nunca se llega a satisfacer esa ambición, que al tener algo se quiere más y al tener más, se ansia aún más. La ambición nunca se llega a saciar, siempre se necesita tener más, lo que se convierte en una verdadera necesidad, y nunca se llega a ser feliz. Hay que tener en cuenta que no es más rico el que mucho tiene, sino el que menos necesita.
Pues bien, los anhelos por lograr la felicidad tanto en lo humano como en la naturaleza, se ven truncados por el ego, la ambición, la corrupción y demás, aprovechados por la cultura de la muerte. Por lo que hay que superarla definitivamente, reinstaurando por otro lado la cultura de la vida y del amor. Solo el amor a Dios, así como al prójimo puede llevarnos a vencer todos esos obstáculos que nos impiden alcanzar la felicidad. Hay que enseñarle al mundo que la felicidad se debe buscar, donde se puede encontrar.
Y ser felices es posible, hay por supuesto que tener una actitud positiva además de tener claro dónde buscar la felicidad, recordando lo que dijo ese gran pensador, esa mente privilegiada, San Agustín de Hipona, que usaba la lógica en la busca de la verdad en forma muy significativa: “Inquieto está mi corazón señor, e inquieto está hasta que no descanse en ti”. O lo que manifestaba en unas cuantas palabras esa otra gran pensadora santa Teresa de Ávila: “Solo Dios basta”. No solo es posible ser feliz, sino que es fácil si hacemos lo adecuado.
“Donde hay bosques hay agua y aire puro; donde hay agua y aire puro hay vida.”
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