Xóchitl y el PAN

Teniendo a dos mujeres a la cabeza de las preferencias para la candidatura opositora en el Frente, para Santiago Creel resultaba cuesta arriba tratar de quedar, aunque fuera, en un segundo lugar. Peor aún en el juego de la directiva frentista –”si no estás conmigo estás con AMLO”–, si Xóchitl no ganara la candidatura, lo tacharían de esquirol, de traidor al servicio de Morena y del Presidente, un miserable priista embozado en el PAN, un falso demócrata. Así que mejor declinar y ganarse los aplausos del hombre que supo anteponer los intereses de México a los personales, un hombre con visión y entrega a las mejores causas de México, un tipo generoso en sus convicciones democráticas. Hay una diferencia en los adjetivos, así que Santiago, hombre práctico al fin y al cabo, se inclinó por la opción de los halagos. Hizo bien.

Lo que viene ahora es la competencia entre dos mujeres, una del PRI y otra que se supone que es del PAN, pero que no lo es. De hecho, el PAN se ha quedado sin participante en la selección de candidata a la Presidencia. La propia directiva del Frente se encargó de mencionar los días previos a la declinación de Creel que Xóchitl “no es de ningún partido”, que a Beatriz la apoyaban los del PRI y a Creel los del PAN y Gálvez era “la ciudadana”. Todos sabemos que Xóchilt ha estado en la vida pública de la mano del PAN; los puestos que ha ejercido han sido bajo esas siglas. ¿Qué no comulga con todo lo que se piensa y se decide en el partido? Cierto, pero eso es normal en cualquier instituto medianamente democrático. Lo que refleja la declinación de Creel y la insistencia de Xóchitl en mantenerse como “sin partido”–posición que se entiende perfectamente– es el enorme vacío de los liderazgos en el panismo. El PAN escogerá a una no militante como su candidata –si gana la elección–. Por supuesto, eso no me parece mal, creo que es signo de los tiempos y que, en efecto, a los partidos les conviene más salir a buscar candidat@s a la cantera ciudadana que buscar en sus filas cuando éstas están menguadas.

Señalo el punto porque me parece interesante que los partidos –en este caso concreto el panismo– decidan con claridad a favor de quien les parece mejor candidata para representarlos en esta contienda, y que esta persona no sea su militante. Es posible que la época de los militantes esté quedando en el pasado. El desprestigio de los partidos tradicionales en un sinnúmero de países es una constante desde hace algunos años. La irrupción en la política de personajes desligados de la vida partidista ha dejado de ser una novedad para convertirse en casi una norma. En países europeos de larga tradición intelectual en su vida política han visto llegar mujeres y hombres con más inclinación por el pleito polarizante que por la discusión teórica. El estilo de Xóchitl, fresco y desenfadado, encaja muy bien en este marco, y más allá de que para algunos pueda tener un flanco progresista que no encaje con el panismo radical, lo cierto es que la suya es una candidatura –por el modo de ser de ella y por las cosas que impulsa– que tiene que ver más con el PAN que con cualquier otro partido en el espectro del Frente.

Así las cosas: el PAN irá sin candidata propia, pero con candidata asumida. Una novedad para ese partido en materia de candidaturas a la Presidencia. Ahora, como durante tantos años en su historia, su candidata tendrá que ganarle al PRI.

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