En un mes ya sabremos quién será la próxima presidenta de México. Cuatro semanas nos quedan para dar ese paso que, sin duda, será relevante en la historia de nuestro país. Ya tendremos tiempo de felicitarnos por ese solo hecho que será muy significativo.
Ahora bien, Claudia y Xóchitl han llegado a esta recta final, cada una por su camino y representando distintas opciones. No ha sido fácil para ellas. Los dos debates que se llevaron a cabo en estas últimas semanas son sólo una muestra del trabajo que han realizado de manera pública durante estos meses. Nada ha sido sencillo para ellas. Ni hacerse de la correspondiente candidatura ni salir adelante haciendo campaña. No solamente por convencer a indecisos del voto, sino que también pasaron por convencer a los propios que tenían reticencias a una candidatura mujer y a ellas en particular. Cada una tuvo su calvario personal.
Queda pendiente para dentro de un par de semanas el tercer debate entre las candidaturas a la Presidencia. Si bien es cierto que los debates no necesariamente inclinan hacia a un lado, sí permiten darle pistas a quienes todavía titubean con su elección. Son una buena forma de conocer a los personajes que buscan el cargo: sus conocimientos, sus reflejos, su capacidad de improvisación, su estructura y su manera de ver las problemáticas que enfrenta el país. Quedan también los conocidos “cierres”, que normalmente se trata de eventos multitudinarios en los que se pretende mostrar al electorado en general que se cuenta con un apoyo ciudadano gigantesco para las elecciones.
A un mes de las elecciones queda poco por definir en la arena de las campañas. Lo que se ha dicho, dicho está y no ha sido poca cosa. Ambas han dado buenos debates y cada elector tiene su ganadora según sus preferencias. Sin embargo, en las encuestas todavía queda un buen porcentaje de indecisos que usará estas semanas para definir su voto y que puede inclinar la balanza en varios sentidos. Aquí es donde entra la candidatura masculina de la contienda: Jorge Álvarez Máynez, también conocido como “Máynez”. Si bien se antoja difícil que se alce con el triunfo, descartar su crecimiento en las preferencias es un despropósito. Ya comentamos hace unos días del multiplicador efecto de su canción. No sólo eso, el candidato naranja también se ha logrado colocar como una opción diferente a lo que su campaña denomina “la vieja política”. Candidato joven que le habla a los jóvenes, parece estar creciendo aceleradamente y nadie atina a saber qué tope tendrá. Por lo pronto es claro que no estará en los mínimos que se le adjudicaban hace un par de meses. El día de ayer el diario El Norte publicó una encuesta levantada en el estado de Nuevo León en la que Máynez tiene 23 puntos de preferencia, dos menos que Xóchitl. Quizá de ahí la inopinada invitación de Marko y Alito para que decline a favor de su candidata. Cuesta trabajo suponer que alguien que va creciendo sistemáticamente decida bajarse de la contienda para atender el llamado de dos personajes que representan casi todo lo que Máynez considera inaceptable en la política. Y, por otro lado, es muy difícil que alguien a quien llamas traidor, esquirol, vendido y cosas por el estilo atienda tu invitación a declinar por tus causas faltando unas semanas para el evento final.
Total, que tendremos un mes más que movido en la contienda presidencial. Y justo en un mes, el 3 de junio, estaremos hablando de quien se haya llevado el triunfo.
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