Suena raro

El dicho del presidente sobre el descarrilamiento en un recorrido del Tren Maya tiene explicación. “Está raro”, dijo. Y pues sí puede parecer raro que un tren moderno inaugurado hace apenas unos meses tenga un accidente –afortunadamente sin nada que lamentar en términos de vidas humanas–. Se supone que antes de que inicie a dar servicio esta clase de transporte público pasa por una enorme cantidad de pruebas para evitar este tipo de percances. Las prisas por inaugurar, el estilo personal de gobernar de “se hace cuando yo quiero y yo digo” no han traído buenos resultados en ese proyecto insignia del lopezobradorismo. Recorridos lentísimos, cancelación de venta de boletos, anuncios como el que los reyes de Suecia viajarían en el tren hace un par de semanas y que no sucedió, la carencia de servicios básicos como lo es el internet, el menú estrambótico de productos chatarra y ahora el descarrilamiento de un vagón. Nada de eso son buenas noticias.

Por supuesto esto no significa que todo está mal en ese proyecto. Los precios son accesibles y, al parecer, ha despertado cierto entusiasmo en la zona. Seguramente habrá muchos detalles que afinar. Como el de las palabras. Ahora sabemos que a un descarrilamiento –en que todos vemos como se descarrió el vagón– se le llama “experimentar la interrupción de flujo”. Siempre se aprende algo nuevo, incluso en las épocas de la cuatroté. Pero el presidente dijo que “sonaba raro” lo de la desviación del flujo y anunció que se investigaría si fue intencional. Desde hace años la mente del presidente produce de manera incesante complots de todo tipo, incluso de fuerzas internacionales que pretenden dañar su noble proyecto. Por supuesto que él imagina –como se difundió en memes– a Calderón o a Salinas poniendo trampas en las vías del tren para descarrilarlo. Esperemos a los resultados de la investigación prometida para saber quién fue el que quiso dañar el Tren Maya, porque hay muchísimos sospechosos.

Sin embargo, lo que le “suena raro” a otros les parece lógico y a otros metálicos (el propio presidente algún día citó ese dicho: “En política lo que no suena lógico, suena metálico”), porque en una llamada intervenida, divulgada por Latinus, entre amigos de un hijo del Presidente, y que son proveedores de material para el funcionamiento del tren, hablan de que cada “3 mil metros cúbicos”, cuando les revisan el material, dan su “mochadita” para que pase bien la prueba el material que entregan. A este proceso se le ha llamado en redes sociales #ModusOperAndy. Uno puede imaginar que esto también debe ser parte de la investigación, pues entregar material de mala calidad, vía la corrupción, es algo absolutamente intencional. A la mejor, y dado que el pecho del Presidente no es bodega, puede darnos alguna información al respecto.

La ineptitud y la corrupción no solamente resultan en malos o pésimos servicios, sino que también cuestan vidas, como lo vimos cuando se cayó la Línea 12 del Metro y murieron más de 20 personas. Para el propio beneficio del proyecto del Presidente –una obra a la que le dedicó tiempo todo su gobierno– es de vital importancia una investigación seria y a fondo de lo que sucedió. Porque no tenerla sí suena raro.

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