Ser opositor: opción de alto riesgo

Si piensas diferente al presidente, estás en riesgo. Porque como bien dicen: en México o estás con el presidente o el presidente está contra ti.



Ser opositor en México se ha convertido en una actividad de alto riesgo. Por supuesto, no me refiero a que esté la vida en riesgo de los opositores –no voy a frivolizar los terribles asesinatos a candidatos y las amenazas que reciben de parte del crimen organizado–, pero sí el ejercicio del derecho a ser opositor es el que está en riesgo. No es necesario ser militante de algún partido político o buscar un puesto de elección popular. Si piensas diferente al presidente, estás en riesgo. Si eres medianamente conocido en el mundillo político, si tienes algún acceso a difundir lo que piensas, si ejerces la crítica, estás en riesgo. Porque, como bien dicen: en México o estás con el presidente o el presidente está contra ti.

El riesgo que se corre es que te vulneren públicamente, que seas exhibido en la plaza pública como enemigo del pueblo. Como un maldito privilegiado que serviste a los intereses más oscuros en la pesadilla neoliberal. Un ambicioso que cree que puede pensar por cuenta propia cuando eso ya no es necesario en este país porque el presidente piensa por todos. No importa lo que hagas, no eres parte del pueblo, eres un blanco privilegiado que tiene trabajo y hasta ahorros. Además, seguramente estudiaste en la universidad y eso significa automáticamente que estás en contra del presidente, que no lo apoyas. Se publicarán tus impuestos, te congelarán tus cuentas y la de tu familia. Y todo por sí estudiar.

¿Eres gobernador y no militas en Morena? Estás en problemas, vivirás amenazado, serás investigado, vilipendiado. Lo mejor que te puede pasar es que no hablen de ti, que se olviden que existes. De idiota, ratero y corrupto no te van a bajar, aunque te desgañites en demostrar que los otros son los idiotas, los rateros y los corruptos.

¿Eres empresario? Gran error, eres el enemigo natural del presidente. El mal habita en ti, estás siempre próximo a traicionar al pueblo, a estafarlo. Pagarás por los demás, no importa si estás al corriente de tus impuestos. Perteneces a una clase de saqueadores, de adoradores del dinero, tienes instintos esclavistas y deberías estar en la cárcel. A menos de que seas uno de los más poderosos, porque entonces sí te llevan a desayunar suculentas tlayudas al racho del humilde servidor de la nación.

¿Se te ocurrió ser candidato de la oposición? ¿Se te ocurrió ir ganándole al partido del presidente? Uuuuuy, pues ahora sí que estás en problemas. En el espectáculo cómico-policiaco-político-musical que son las mañaneras, serán exhibidos tus familiares, sus cuentas bancarias, sus negocios. No importa si te apoyan o no, si están de acuerdo con lo que haces o no. Pagarán por ti y tus locas ambiciones de retar al presidente. Tus hijos, tu padre, tu madre y, por supuesto, tu cónyuge. Porque el mal habita en toda tu familia. Nada como destrozar a una familia, eso sí le encanta al presidente, lo goza a plenitud, así que pagarán todo tu estúpido desafío, tu necia voluntad de poder.

¿Eres feminista? Entonces eres opositora, aunque creas que no. Alguien te paga, o por lo menos alguien te manipula desde el conservadurismo. No te has dado cuenta en tus delirios de libertad que debes regresar a tu casa porque es ahí en donde mejor estás, eso mismo te impide comprender que el único movimiento que está permitido porque es el único movimiento legítimo, es el que encabeza el señor presidente con su bondad y sabiduría.

Eres escritor, periodista, académico o algo por el estilo. Arrepiéntete en público antes de que pases por la plaza de la humillación y seas exhibido en tu decadencia, peor aún si cometiste el delito de trabajar en algún sitio y de alguna forma en los gobiernos del saqueo. Tu calidad moral está por los suelos, eres indigno de siquiera ver a los ojos al prócer. Por eso cargarás con un letrero que diga “traidor al pueblo”. Serás vilipendiado y, si se puede, lapidado en público.

Ser opositor se paga caro en este gobierno. Tan fácil que sería arrodillarse y pedir perdón, pero al parecer cada día hay más necios. La pagarán.

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* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com

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