Miguel Ángel Yunes

¿Qué marca el reloj de Yunes?

El penoso caso del gobernador de Veracruz, Miguel Ángel Yunes, que en plena conferencia de prensa tuvo que quitarse de la muñeca un reloj que, según medios de información, tiene un costo de aproximadamente seis millones de pesos, es simple y sencillamente una descripción del estilo de político que es el gobernante veracruzano.



Ciertamente es un episodio vergonzoso, pero esperable en alguien como el gobernador de Veracruz. A nadie sorprende que el señor porte relojes que valen esa cantidad: su vida política lo explica perfectamente. Miguel Ángel Yunes es el nuevo cacique de Veracruz y tiene a su favor que la persona que ocupó antes el gobierno de esa entidad es el prototipo de delincuente político. Javier Duarte ocupa un lugar relevante en el catálogo de las vergüenzas nacionales, que no son pocas en materia de corrupción. Pero el supuesto salvador de ese desastre, que fue la anterior administración, no es precisamente el paladín de la justicia y la honestidad. 

Habilidoso para la política, Yunes supo dar el cambio del PRI al PAN. En el PRI combatió personalmente el triunfo de Vicente Fox en el 2000. El hombre se dedicó durante años a perseguir panistas y a combatirlos. Terminó abanderando a ese partido y la mayoría de sus contrincantes eran expanistas que sufrieron su enemistad. Su eje de gobierno no es innovar nada, su gobierno se trata de hablar mal de Duarte, de no permitir que baje –y está bien– el ánimo justiciero contra el exgobernador. El otro eje de su gobierno es que sus hijos se queden con el gobierno estatal y municipal. No sé si lo lograrán. Los hijos tienen experiencia de gobierno, se están sometiendo a obtener el voto ciudadano y pueden obtener un triunfo familiar inédito. En el partido de enfrente, al que perteneció décadas el gobernador, también están parientes de apellido Yunes. Así que Yunes parece ser el destino de Veracruz. No me preocupan las familias en la política (pertenezco a una), Meade y AMLO tienen familias de actividad política. Es algo normal que en las familias se hereden vocaciones. Pero el caso de Veracruz tiene un tufo caciquil que puede convertirse en peste. 

Miguel Ángel Yunes es sintomático del momento que atraviesa nuestra vida política: el cambio de partido, porque sólo representa una plataforma de lanzamiento y no la posibilidad de hacer política de manera diferente. Al contrario de lo que debió suceder, Yunes no se convirtió en panista convencido, al contrario, con su habilidad sumó sus mañas priistas a las que ya habían llevado sus otros excompañeros de partido y más bien terminaron por priizar a un buen número de panistas. A eso hay que sumar que la política en los estados no ha cambiado nada, normalmente es manejada por priistas –ya sea que sigan en el PRI o estén en otro partido–. Por eso la pepena de priistas de todos los partidos.

Seguiremos viendo políticos con relojes costosísimos. El lujo es parte de la manera en que muestran su éxito, su superioridad ante los demás, es el alarde de la impunidad, la evidencia de que son poderosos y que nada tienen qué justificar, porque su sola presencia avala los relojes que tienen. Más que la hora, lo que marcan esos relojes es la arrogancia y los excesos de sus dueños. Por lo menos a Yunes ya le dio pena. Algo hemos avanzado. 

 

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