La semana pasada vivimos otro mitote. Al parecer el Frente opositor carece de definiciones políticas fuera de organizar piras para quemar a algún priista o a alguien sospechoso de priismo –lo que es curioso porque si alguien hizo fuerte al PRI y al gobierno de Peña fue el Pacto por México, diseñado y ejecutado por quienes ahora forman el Frente mitotero opositor.
El caso de Santiago Nieto fue una verdadera llamarada de petate que terminó con el triunfo del PRI. Cierto que los primeros en hacer grande el asunto fueron los señores del gobierno. Si Nieto había roto una taza de café, el gobierno en vez de pegar la taza, decidió aventar la cafetera y romper la vajilla. El resultado fue un desorden. Nieto resultó un fiasco, pero contó con el apoyo unánime de los partidos del Frente, sus legisladores y sus gurús. Nada se podía cuestionar, ni siquiera el desmedido afán protagónico del fiscal. Nuevamente se puso en marcha la maquinaria que selecciona a las fuerzas del bien y a las fuerzas del mal, nada había más importante que reponer al cesado. Hubo quien llegó a decir que este asunto era más importante que el del fiscal carnal. Surgieron de nuevo los Savonarolas y prepararon la hoguera, señalaron a los posibles culpables, exigían el voto público para quemar a los ‘vendidos’, a los ‘traidores’, daban nombres y jugaban con las posibilidades, ya salivaban de placer al imaginar el sacrificio de los malditos en la plaza pública. No se dieron cuenta de que su caja de cerillos estaba mojada. Les ganó el PRI la jugada. Justo cuando todos estaban preparados para defender a Nieto, el tipo decidió hacerse a un lado. Nadie sabe las razones, pero el ‘fiscal carnal electoral’ ya se había aventado a un medio encima al tacharlo de mentiroso, tenía en su contra al PRI y al gobierno, pero a su favor a toda la oposición, las corrientes de lo políticamente correcto y los comités de salud pública en que se instituyen ciertas organizaciones de ‘la sociedad civil’. Pero el señor decidió dejar colgados a todos.
Ahora no tenemos fiscales, ni carnales ni de los otros. Gran triunfo de quién sabe quién, pero una evidente derrota de la política. Por lo pronto, es claro que el Frente lo que arma son mitotes. Mientras andaban en el asunto de Nieto exigiendo votos públicos, ocultaban en qué andaban de la mano con el PRI. Y era ni más ni menos que la Ley de Ingresos. Juan Gabriel Valencia lo resumió de la siguiente manera en su artículo (Milenio 28/10/17): “La Ley de Ingresos se aprobó en 24 horas. La razón es muy sencilla: dinero. Ahí no se trataba de maicear a dos o tres legisladores, como había prevenido los opositores al gobierno confesando un profundo conocimiento de sí mismos. No, se trataba de dinero para todos, gobernadores, presidentes municipales, legisladores federales, partidos políticos, candidatos. Eso es lo que vale el Frente, dinero.”
Es posible que el Frente busque algún otro personaje para quemar en su pira. Corruptos, sobran. Incluso en sus propias filas y el ánimo de linchamiento siempre llega antes de las elecciones. Hay quienes ganan con ese ánimo generalizado. Por lo pronto a ver si encuentran a alguien que en este ambiente quiere ser fiscal, aunque no sea su carnal.
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