Oposición: el caso Xóchitl

Xóchitl Gálvez se ha encargado de derrumbar su gran trayectoria política debido a su vulgaridad y afán de querer llamar la atención.


Xóchitl Gálvez


Se trata de una mujer que trabaja, responsable, que no se deja. Xóchitl Gálvez es de las legisladoras que podría darle una nueva cara a la maltrecha oposición. Las caras conocidas de sus compañer@s panistas ya no aparecen, o por mediocres o porque tienen miedo de que les saquen su pasado o ambas cosas. Gálvez puede caminar con la cara en alto, no tiene en su contra ningún cargo de corrupción, malos manejos o cosas por el estilo. Podrá haber quejas por lo realizado como gobernante local o miembro de un gabinete, pero eso es lo normal en la vida pública, de eso se trata el balance ciudadano.

La senadora Xóchitl Gálvez tiene una historia personal que pocos en el ámbito político tienen: la de la carrera del esfuerzo, de la superación constante. Nació en una comunidad otomí del estado de Hidalgo, concluyó sus estudios en la UNAM y se convirtió en una exitosa empresaria de tecnología de punta. Era natural que su historia personal la llevara a ejercer una vocación por ayudar a los demás, quizá de ahí su incursión en la política.

Alegre y dicharachera, Xóchitl irrumpió en la vida política con lenguaje llano y alegre que le ganó simpatías. Pronto creyó que manejar un perfil “folclórico” le abría puertas; encontró en el lenguaje soez una forma de expresar su naturalidad y de ganarse una suerte de descripción de política “alivianada”, buena onda. En el perfil público que fue delineando, pronto aparecieron otras “puntadas”: apostar con periodistas y otros políticos a favor de su equipo, Cruz Azul, y gracejadas por el estilo.

Gálvez ha intentado hacer campañas en un estado dominado por caciques: Hidalgo. Ha querido ser gobernadora de ese estado y la respuesta no se hizo esperar: le robaron y quemaron sus oficinas. Sus enemigos difundieron con entusiasmo la dolorosa participación de una hermana de ella en el crimen organizado, circunstancia que Xóchitl enfrentó con entereza, solamente pidió un juicio justo y que ella “tendría que pagar las consecuencias de sus actos”. Fue delegada en Miguel Hidalgo con buenos resultados y ahora es senadora de la República.

De la carrera luminosa de una mujer dedicada, trabajadora y desparpajada, se fue quedando el puro desparpajo, la chacota, el dicharacho y, ahora, el albur de cuarta. Es una pena porque la señora es trabajadora, puede tener y ejercer un liderazgo ahora que la oposición carece de ellos. Pero le gana la risa, la vulgaridad, el afán por el performance y llamar la atención. Un día saca unas orejas de burro, otro día da un buen discurso, pero lo hace disfrazada de calaca y todo termina en redes con el mote del “panda show” y, finalmente, luego de dar una batalla por la dignidad de la CRE y el recinto senatorial todo se va al caño con una listita de nombres con doble sentido, albures rancios del teatro Blanquita.

Siempre el Legislativo vive su propio ambiente al margen de lo que sucede afuera. Debieran saber los de oposición que la cosa no está para payasadas. Que, a improvisar babosadas, exhibir ignorancia y hasta en albures, es muy fácil que Morena les gane. La falta de seriedad del partido en el poder y los despropósitos del presidente en diversos temas, obligan a tener una actitud seria, informada y contundente que permita a los ciudadanos regresarles en algo el apoyo que les escatimaron a sus partidos en las elecciones de julio pasado. Ojalá lo tomen en cuenta, sino seguirán como Xóchitl: dos pasitos para adelante y quince pasos para atrás. (A Xóchitl Gálvez) le gana la risa, la vulgaridad, el afán por el performance y llamar la atención.

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