Hay en la imaginería presidencial un lugar en el que suceden cosas terribles, pero que son remediadas de inmediato por el héroe nacional que es el presidente López Obrador. En la afiebrada mente del tabasqueño se desatan batallas contra los representantes del mal que se presentan con miles de máscaras, siempre dispuestos a engañar al noble y leal pueblo mexicano. Es una especie de videojuego mental. Un mundo del pasado en el que lo mismo el héroe de la soberanía se encuentra platicando con Benito Juárez o Miguel Hidalgo, asiste a la traición de Victoriano Huerta y atestigua el golpeteo de la prensa a Francisco I. Madero, el único personaje de la historia que ha sido más criticado que Andrés Manuel. Es Mundo Peje, el gran videojuego histórico que se apoderó de la mente de López Obrador, pero, como buena fantasía, nuestro Presidente es feliz habitando ese lugar de ficción.
En Mundo Peje también hay malos. Y muy malos. Se trata de los ya conocidos conservadores, neoliberales y demás emisarios del abuso y el atraco. Seres profundamente corruptos que odian a don Peje y que le hacen la vida de cuadritos. Está el equipo de los españoles con los que nuestro héroe mexica libra cruentas batallas. Depende el ciclo histórico que toque en el juego, siempre hay un grupo de ibéricos esquilmando a la nación. Ya sea en la modalidad de conquistadores en la que ejercen una violencia inusitada contra el pueblo conquistado que se tiene que defender con piedras y leños de los caballazos y espadazos que les dejan caer los infames españoles. La voracidad española no tiene límite. Esto es muy real, se dice el presidente cuando está en esa parte del juego, en la que gana muchas vidas, en especial en la Noche Triste, en la que arrasa con los invasores. En otras partes del juego los malditos ibéricos se presentan como empresarios y se quedan con las empresas de energía que con mucho esfuerzo han construido los mexicanos con su viento, sus minas y todo lo demás. En Mundo Peje puedes tirar el dinero a la basura y nada pasa, por lo que les puedes comprar a los españoles sus empresas y creer que les ganaste.
Como su nombre lo indica, Mundo Peje es un juego en el que tiene que ver con todo el mundo. Se sabe, al presidente López Obrador le encantan los retos de geopolítica. Es esta parte, si eres el presidente López Obrador en el juego, en la que le puedes escribir cartas a los chinos o al Papa; exigirle disculpas a los españoles, recordar a los demás que Mussolini se llamaba Benito por Benito Juárez y pelearte con tus socios de Canadá y de Estados Unidos, y hacerte superamigo de Bolivia, Cuba y Perú para cambiar los balances de poder en el mundo.
En Mundo Peje tiras aeropuertos, destruyes las instituciones de gobierno, te peleas con todos porque no te hacen caso y no pasa nada. Puedes disponer de tu Ejército para usarlos como albañiles, administradores o para que sean maltratados por los criminales. Es la ventaja de este juego, el presidente siempre gana y enfrenta con éxito a los malvados villanos. En especial, el malo de malolandia, el villano de villanos: Loret de Mola. En Mundo Peje este individuo es malísimo y es el culpable del malestar que llega a cundir en la población si algo sale mal. Dueño de varias vidas, Loret de Mola es el culpable de que los señores lleguen a sus casas en estado de ebriedad, de que los militares viajen con cargo al erario, de que la prensa diga cosas negativas, o que las mujeres se manifiesten en la plaza pública. Sicario de sicarios, Loret de Mola es el supervillano a vencer. Las palabras mágicas para combatirlo son: ¿y Loret de Mola, qué?
Mundo Peje es lo que hay en la mente de nuestro presidente: un lugar maravilloso donde con el poder de la palabra se acaba con la pobreza y el atraso, se construye un país en el que campea la justicia y en el que el sol sale con la cara de López Obrador todos los días. Es un mundo fantástico el que existe en la mente de nuestro Presidente.
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