Esta semana el presidente dijo que se gastaba mucho en tecnología, que se compraban muchas computadoras y que eso se iba a acabar en el gobierno.
Cuando la principal política pública del gobierno es la promoción del odio, necesariamente se llega a lugares insospechados. Uno de esos parajes a los que se llega es la fantasía. A fuerza de decir nombres de culpables, de señalar traidores, enemigos del pueblo, instigadores de la maldad, corruptores de la pureza y enviados del maligno, se termina por ver molinos de viento, enemigos fantasmas y fantásticos. El señor presidente ya anda en eso.
En esta idea de ser el padre de la patria y del ejercicio de su paternalismo rígido y autoritario, López Obrador lanza consignas morales todos los días para que el pueblo bueno sepa cómo conducirse. El mundo es malo; lo que está fuera de casa es peligroso, tienes que hacer lo que dice tu papá; la gente que no piensa como nosotros nos quiere hacer daño; si te sales del camino del bien, solamente encontrarás fracaso y oprobio y tu padre se verá obligado a señalarte como mal ejemplo y castigarte enfrente de todos. Por supuesto, uno de los grandes males es el progreso, el avance, la modernidad. Están en contra de nuestras tradiciones. Mejor ver la tele, a Chabelo, que jugar videojuegos, que promueven solamente la violencia y enajenan la mente del niño. Es sabido que Chabelo promovía el saber enciclopédico, el dominio de las lenguas y los concursos de teología y física cuántica, razón por la cual los videojuegos no pueden competir con eso y resultan perjudiciales para los usuarios.
Para el presidente todo tiempo pasado fue mejor. Nada como su infancia, su juventud, los valores que le inculcaron, fuera de eso no hay nada. Se alegra de quienes crecieron viendo la televisión: antes “nuestros hijos se levantaban a ver Chabelo”, ahora se ponen a jugar Nintendo, “pura violencia”, “contenidos tóxicos, nocivos, violentos”. No solamente eso, los jóvenes interactúan teniendo como eje la violencia y “el individualismo, reciben puntos, compran y venden: ¡mercantilismo vil!”.
Después de esa perorata viene la advertencia: el gobierno va a realizar un análisis del mal que causa “el Nintendo”. Porque claro, los videojuegos no son cosas de los mexicanos. Lo nuestro históricamente era el juego de pelota y recientemente el beisbol y algo de soccer ¿De dónde sacan nuestros jóvenes esas prácticas nocivas, mercantilistas e individualistas? El padre de la patria lo ha dicho muy claro: “Todo eso se produce afuera, son contenidos que se producen en el extranjero”. El extranjero nuevamente. La insaciable fuente del mal que nos ha traído tantas desgracias: la conquista, a los malditos españoles, el afrancesamiento, las enfermedades, el neoliberalismo, las películas violentas, las universidades en otros países y el Nintendo, entre otra gran cantidad de males que el presidente combate de manera loable como si fuera Don Quijote de Macuspana.
Esta semana el presidente también dijo que se gastaba mucho en tecnología, que se compraban muchas computadoras y que eso se iba a acabar en el gobierno. Vamos bien: los aeropuertos, las computadoras y el Nintendo. A saber qué viene. A la mejor por eso al término de su conferencia de prensa lanzó una nueva consigna que refleja perfectamente estos tres años de gobierno: “¡Viva Chabelo!”.
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