El PRI lo hizo en las pasadas elecciones y arrasó en Hidalgo y Coahuila. En ese espejo se tendrán que mirar.
La alianza anunciada por el panismo con priistas y perredistas ha despertado comentarios por todos lados. Que si son lo mismo, que si es la confirmación de la existencia del PRIAN y cosas por el estilo. Tal y como lo mencioné el lunes pasado en este espacio, creo que hacen bien en sumar sus esfuerzos y ganar en los distritos en que son competitivos en vez de restarse votos entre ellos.
Por supuesto la reacción del gobierno y su partido no se hizo esperar. Sacaron hasta un video en el que aparecen Salinas de Gortari y Diego Fernández, en una clara muestra de que siguen viviendo en el pasado. Salinas ya ni vive aquí y Diego ya no tiene el liderazgo que tenía. Pero para ellos son un motivo de vida, creen en ellos como en fantasmas peligrosos que se les aparecen entre sueños. Diego y Salinas: la manifestación del mal, la presencia de Belcebú en la tierra, el demonio bicéfalo que llegó a destruir esta patria nuestra que vio tiempos de humanidad y felicidad, hasta que estos hijos del averno llegaron con su olor a azufre a esparcir el veneno y la maldad.
Algo les ha de preocupar a los de Morena para reaccionar de inmediato de esa manera. Mal harán los partidos en creerse la etiqueta que les quiere mantener pegada el Presidente. Es un mensaje del pasado que las nuevas generaciones no compran, es un mensaje gastado. Lo que pasa es que en la oposición ha faltado talento para contestarle al Presidente y sus gatilleros. Una de las grandes destrezas de López Obrador fue definir a sus opositores. Es buenísimo para poner apodos –seguramente es lo único que queda de su lamentable paso por las aulas. Lo peor es que sus adversarios se quedaban con la etiqueta que les ponía y hasta les causaba culpa el apodo que les ponía. Recuerdo que una ocasión una destacada panista inició una plática advirtiendo al público en un par de ocasiones que ella “no era fifí”. Pobre. Ni como ayudarle.
Si la oposición vuelve a permitir que la defina el Presidente, va a entrar en un juego del que no saldrá bien, pues se la pasará combatiendo las etiquetas de manera infructuosa en lugar de poner las propias. Reitero que las alianzas las ha hecho López Obrador todo el tiempo y con todo tipo de gente. Pocos políticos tan prácticos como él en ese sentido. Nada le da asco. Si suma, lo sube sin importar la calidad moral del individuo.
No digo que eso sea una gran lección, simplemente subrayo que no es él ni su gente los autorizados para criticar.
Los partidos deben desarrollar claramente sus estrategias para contender contra el Presidente y su partido. No será sencillo, pero para poder hacerlo se tendrán que quitar la culpa del estigma que ha puesto sobre ellos López Obrador. El PRI lo hizo en las pasadas elecciones y arrasó en Hidalgo y Coahuila. En ese espejo se tendrán que mirar.
Te puede interesar: El PAN y su alianza
* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com