Marcelo en escena

Si Ebrard quiere competir, lo que se impone es que cambie de puesto. Que lo manden a Gobernación o algo por el estilo. Necesita una función que le dé movilidad y visibilidad sin necesidad de hacer despropósitos.



Desesperado por aparecer de alguna manera ante la opinión pública, el canciller mexicano quiere hacer de cualquier cosa un evento para ganar reconocimiento. Se sabe que es difícil tener popularidad cuando se tiene un puesto que no genera gran impacto entre la ciudadanía. Además, si fuera de gran importancia la presencia del responsable de la diplomacia mexicana, sería porque el país atravesaría por grandes problemas y definiciones respecto a la relación con otros países.

Desde que se lanzó como precandidato de Morena para suceder a López Obrador, Ebrard promociona todas sus actividades como si fueran eventos interesantísimos para la vida cotidiana de los ciudadanos: que si fue a la ONU, que si mandó unas vacunas a algún país más jodido que el nuestro. Asuntos que pueden tener determinada importancia, pero ningún brillo. Ya en el nivel de delirio que es distintivo de este gobierno, Ebrard participó en el lanzamiento de la Agencia Latinoamericana y Caribeña del Espacio. Algo verdaderamente de risa loca. Ni en los programas cómicos más absurdos y ridículos se le hubiera ocurrido al más idiota guionista una asociación, por ejemplo, con Ecuador para exhibir potencial tecnológico y conquistar el espacio.

Pero Ebrard está en la lógica de generar cualquier nota para aparecer en medios de comunicación y en redes sociales. Por eso dice cosas como esta respecto de la agencia espacial: “Lo que significa firmar esto es multiplicar por 20 el potencial tecnológico, científico y el poder de América Latina y el Caribe, eso es lo que significa” (Reforma 25/07/21). Enorme significado que seguramente ha puesto a temblar a la NASA. Pobre Marcelo, mientras Claudia Sheinbaum anuncia grandes proyectos urbanos, acelera la vacunación en la Ciudad de México y se placea con la militancia entre gritos de ¡presidenta!, Marcelo anuncia la conquista espacial de la mano de Bolivia.

Hay un evidente desbalance en la carrera por la Presidencia en Morena. Se entiende que a López Obrador no le gusta competir sino imponer. Una vez descartado de la voluntad presidencial el traidor perverso y malvibroso de Ricardo Monreal, es claro que el presidente se inclinó por la señora Sheinbaum, que tiene todas las ventajas si se le compara con Ebrard. Por más pipas que compre o vacunas que consiga, el papel del canciller es bastante limitado ante la opinión pública. No es probable que en 10 meses la Agencia Latinoamericana y Caribeña del Espacio lance el cohete Simón Bolívar a la Luna y que Marcelo vaya adentro con su traje de astronauta gritando ¡Viva México!

Si Ebrard quiere competir, lo que se impone es que cambie de puesto. Que lo manden a Gobernación o algo por el estilo. Necesita una función que le dé movilidad y visibilidad sin necesidad de hacer despropósitos. Eso podría equilibrar la balanza a todas luces a favor de la gobernante de la Ciudad de México.

Por lo pronto quedaremos a la espera de que Ebrard nos provoque alguna que otra carcajada con sus dislates como los proyectos espaciales latinoamericanos, el regreso de los médicos cubanos o las compras de pipas que nadie sabe dónde están.

 

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