El representante ciudadano

Don Claudio es de los que dice que hay que ir todos juntos contra el Peje, que eso es lo más importante que hay y que los partidos se tienen que poner de acuerdo.



La llamada “sociedad civil”, es decir, los ciudadanos que se agrupan en distintas asociaciones no gubernamentales con fines específicos: educación, apoyo a mujeres, ayuda humanitaria a víctimas, políticas públicas, desarrollo democrático, leyes, medio ambiente… en fin, todo tipo de intereses y actividades, no goza de sus mejores momentos gracias al gobierno de López Obrador. Éste se ha encargado de denostar a ese tipo de agrupaciones, prohibir cierta manera de financiamiento, satanizarlos como extranjerizantes y retirarles cualquier tipo de apoyo. En los sexenios anteriores las ONG fueron muy poderosas: muchas de ellas, de alto perfil político y mediático, chantajeaban y culpaban a los gobiernos en turno de todo tipo de calamidades. Quizás AMLO se dio cuenta y de eso, y en su mentalidad rupestre, decidió que lo mejor era marginar a todas y no hacerles caso. Mal para el país, porque independientemente de las asociaciones usadas para grillar y ganar poder político, están innumerables que hacen un trabajo que es imposible que haga el gobierno.

Entre las figuras destacadas de las asociaciones grillescas está el señor Claudio X. González. Es un personaje al que el presidente López Obrador ha intentado, de mil maneras, culpar de muchos males, y le endosa también una suerte de influencia decisiva en el PRI y en el PAN –lo cual, a luz de los hechos, parece completamente cierto–. El señor X. González no es el personaje malévolo que dice el presidente porque es poco conocido. Casi no se le conoce la voz. Aparece en fotos con las cúpulas partidistas o en algunos actos de campaña. Un día salió en una entrevista con Loret. En fin, la cosa es que no es el maligno individuo, torcido y perverso que dice AMLO. Tampoco da para eso. Pero sí es un hombre muy entusiasta –nadie lo puede negar– de la alianza PRI-PAN, de participar en actividades políticas sin dar la cara ni entrar en la batalla. Él de lejitos ve más bonito. Nada que le alborote la melena, que para eso están sus lacayos de los partidos. A la mejor el señor X. González tiene muchísimo dinero y mantiene a un sector de los partidos. Bien dicen las malas lenguas: Alito y Marko pueden aceptar desde cheque o transferencia hasta terrenos o material de construcción. Don Claudio se presenta y se deja nominar como representante de la “sociedad civil”. Las cúpulas partidistas así lo consideran. No sabemos quién lo nombró ni a cuentas de qué hay que asumir que representa a la sociedad.

Claro, no hay que restarle méritos. Es un hombre muy activo en su vida en todo lo que tenga que ver contra los gobiernos, sean del PRI, del PAN o de Morena. Ha querido colocarse como una figura más allá de lo mundano y de las debilidades de quienes hacen política. Aunque ahora, inopinadamente, es parte del PRI y del PAN y, también hay que decirlo, el Peje le tiene un odio que raya en el fanatismo. Se sabe: en materia de odios el presidente no discrimina.

Don Claudio es de los que dice que hay que ir todos juntos contra el Peje, que eso es lo más importante que hay y que los partidos se tienen que poner de acuerdo, y él, que representa a los ciudadanos, dirá que sí a los acuerdos de unidad. Está bien, es su asunto y no tiene por qué rendirle cuentas a nadie. Pero ya que anda tan metido en eso de la alianza, ¿qué opina de ir con el señor Alito de aliado? ¿Le parece muy ético presentarse así ante el electorado? ¿Le parece que es muy atractivo para los ciudadanos que dice representar ir de la mano de ese PRI? ¿O cree que lo más importante es tratar de ganarle al Peje y que todo debe enfocarse a ese, ciertamente lejano, plan? Me parece que, al igual que la mayoría de los aliancistas, piensa esto último –paradójicamente, el Peje piensa igual: no hay nada más importante que su proyecto, al que todo debe subordinarse–. Está bien, allá ellos, pero nada más fortalecen el discurso del presidente: son lo mismo, son corruptos, son el PRIAN. Y sí, sí lo son.

 

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