No se trata de defender sino de la libertad de decir las cosas en los medios como durante años las dijeron…
Al contrario de la frase acuñada por Jesús Reyes Heroles, que dice: “Lo que resiste, apoya”; en la cuatroté, lo que apoya no resiste. Así es, los núcleos de apoyo del presidente López Obrador resisten poco, aguantan casi nada.
A tan sólo unos meses ya lucen desesperados ante los desatinos no solamente presidenciales, sino a la anarquía generalizada que priva en los gobiernos estatales en los que Morena tiene el poder.
Particularmente lastimados han salido, por el descenso en las encuestas y por la serie de ocurrencias que parecen ser programa de gobierno, quienes encabezaban en los medios y redes sociales las trincheras a favor de López Obrador, como es el caso del monero Hernández, un individuo con cartones divertidos, pero que ha resultado ser un coprófago entusiasta. Se sienten ofendidos y traicionados con cualquier crítica. Acostumbrados a la sumisión y el vasallaje que exige el movimiento de apoyo a su líder, no comprenden la crítica como un ejercicio propio del periodismo. Ellos conocen el insulto, el señalamiento, la distorsión del contrario. En ese resentimiento sin límites, el caricaturista de La Jornada la emprendió contra el payaso Brozo, porque este último osó criticar el patético espectáculo de las conferencias de prensa presidenciales. La reacción fue sacar un evento de hace más de doce años para tratar de descalificar a Brozo y acusarlo de perpetrar eventos noticiosos a favor de la mafia del poder. El rencor se remoja en ellos mismos; si no hay apoyo a su causa, toda acción genera un agravio. No son libres, su libertad se acabó en el alquiler. Son sicarios de una causa.
“Al poder se le revisa, no se le aplaude”, contestó Brozo con nitidez a los ataques desaforados de quienes vieron mancillado a su líder. No creo que entiendan la frase del payaso tenebroso, ellos saltan de alegría con “me canso ganso” y cosas por el estilo. Quienes hemos estado del lado de la política, gobierno, partidos, sabemos que Brozo barre parejo; sabíamos que Hernández y su piara no eran así, pero creíamos que en el fondo entendían la acción y el pensamiento crítico como parte fundamental de la democracia. Ha quedado claro que no. En ellos lo que guía es la consigna.
No se trata de defender el estilo de Brozo –que puede gustar o no–, sino de la libertad de decir las cosas en los medios como durante años las dijeron ellos mismos en los medios. La libertad de expresión en México, su ejercicio pleno es previo a la llegada de López Obrador a la Presidencia. Por supuesto, en gobiernos del PRI y del PAN hubo quienes se plegaron al poder en ese entonces, quizá con un poco más de disimulo que los moneros y compañía.
Los apoyos de AMLO no parecen resistir ni los embates del ejercicio de gobierno ni algunas pequeñas parcelas de poder. Columnistas, caricaturistas, reporteros y analistas de la cuatroté están felices saliendo en la tele en un programita en donde sea, con tal de obtener algo de reconocimiento, que alguien en la calle les diga “te vi en la tele”, algo que eleve su menguada autoestima y de paso que les dé un dinerito, ¿por qué no? Finalmente parece que de eso se trataba.
Los gobiernos de Morena están en crisis a unos meses de haber tomado el poder y su reacción es linchar al crítico, al que señala las críticas. Será la respuesta oficial durante mucho tiempo. Habrá que defenderse.
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