La reportera y el canalla

Tenemos un presidente canalla. Según el significado de esta palabra, se trata de un hombre ruin y malvado, despreciable. Es la descripción en la que encaja a la perfección el presidente López Obrador por su trato y sus respuestas el viernes pasado a la periodista Nayeli Roldán en la conferencia de prensa en Palacio Nacional.

No es la primera vez que escuchamos al presidente en sus desplantes majaderos en contra de algún periodista; tampoco que lo vemos fúrico soltando insultos y calificativos a quien le hace alguna pregunta que no le parece; menos aún resulta novedad su misoginia y el desprecio que le merecen las mujeres que osan cuestionarlo (para el presidente, las mujeres están para alabarlo –como lo hace Sheinbaum y otras–, no para interrogarlo). Sin embargo, lo que vimos el viernes pasado sí es sorprendente por la virulencia con que le contestó a la periodista Roldán. Fue particularmente majadero.

¿Qué hizo la periodista Nayeli Roldán? Habló de las ejecuciones de civiles, de espionaje militar y solicitó que el presidente autorizara la presencia del general Audomaro Martínez en una conferencia de prensa para explicar los trabajos de espionaje que encabeza. Hecho una furia, el presidente la emprendió contra la periodista. Le dijo que ni ella ni su medio “le iban a dictar agenda”; ustedes “todos los días nos atacan, no hay objetividad, no hay profesionalismo, es una prensa tendenciosa, vendida, alquilada al servicio de los corruptos; por qué les vamos a hacer caso”. ¿Así o más canalla el presidente, el hombre más poderoso del país contestando a una periodista que cumplía con su trabajo?

En una lección de profesionalismo, de respeto y hasta de educación, Nayeli no respondió los insultos presidenciales con otras groserías, dijo que no eran inventos lo que publicaban, que le dejaba los documentos para que los revisara y le recordó que “el periodismo sirve a los ciudadanos y nosotros publicamos pruebas”. El energúmeno le reviró con su conocida demagogia: “…el periodismo de ustedes no está cerca del pueblo, ustedes están al servicio de la oligarquía, de los que se sentían dueños de México, de los que se dedicaron a saquear a México y quieren regresar. Ustedes son pieza clave de ese grupo conservador, corrupto que le hizo mucho daño al pueblo…”. Todo eso a una reportera que cumplía a cabalidad su papel en un evento público.

Vale la pena ver el video, las escenas son muy claras: el hombre poderoso y arrogante, fúrico ante la mujer seria y profesional que lo interroga. Nayeli todavía le dice para cerrar: “Nada más agradecerle el espacio, presidente, y por supuesto dejarle las pruebas de lo que publicamos, muchísimas gracias”. Un golpe entre ceja y ceja al insolente que tenemos en la Presidencia. Si algo sorprende también de ese intercambio es la verticalidad de la reportera. No dudó nunca en saber qué contestar, no se rebajó a insultar como el presidente, no se hizo después la víctima anunciando demandas; no, sabedora de que su papel era cuestionar, se centró en eso.

Paradojas de la vida, la intervención más celebrada de López Obrador en los debates de 2018 fue aquella en la que le dijo a Ricardo Anaya “Ricky riquín canallín”. Ya en el poder, AMLO terminaría haciendo de las canalladas un acto cotidiano.

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