En una entrevista sin desperdicio, Porfirio Muñoz Ledo hace unas declaraciones que si no fuera porque se dan en Morena, serían escandalosas.
Es un hecho que la vida partidista en México está en Morena. El PAN vive en el limbo. Sus liderazgos parece que están dormidos o que trabajan en el área de aeronáutica o algo similar, porque de hacer la oposición a López Obrador no se ve nada. El PRI seguramente está tramitando amparos y el PRD es lo más parecido a una funeraria. Hay más atención en si le dan el registro al partido de Margarita y Felipe que en lo que pasa en los que fueran durante décadas “los partidos grandes”. La oposición a López Obrador se está conformando alrededor de desplegados, por un lado, y de radicales de la derecha que ya ni siquiera usan como referencia Venezuela, sino que ya van en la “sovietización” del país. Es la oposición que AMLO ha forjado, a la que ha sacado de sus casas.
La vida interna de Morena está muy divertida. Nos permite ver que es un desastre, que no hay orden alguno, algo muy similar al gobierno, con la diferencia de que en el gobierno hay un líder que todo lo puede, el presidente, y en Morena no se ponen de acuerdo para conseguir uno. El pleito está bueno, pues es una bronca para ver quién sirve a López Obrador con mayor diligencia al tiempo que arma el proceso sucesorio (Mario Delgado); quien también quiere servir ciegamente a López Obrador, pero quiere salir en la tele y aminorar sus complejos y ansiedades (Gibrán); o quien nunca pudo ser presidente del país, pero siempre lo quiso y ahora no le queda de otra que buscar un contraste para lo cual anuncia que será un contrapeso al enorme poder del presidente (Muñoz Ledo).
En una entrevista sin desperdicio (El País 20/09/20), Porfirio Muñoz Ledo hace unas declaraciones que si no fuera porque se dan en Morena, serían escandalosas. En la entrevista, realizada por Luis Beauregard, el candidato hace alarde de su humor, de sus desvaríos y de una de sus especialidades: la polémica. Dice que se lanza a la presidencia de Morena porque “ya no pude ser premio Nobel”. Seguramente en su fuero interno piensa que es merecedor al premio, pero que seguramente Marcelo Ebrard le está haciendo campaña en contra. Porque Ebrard es muy malo, según don Porfirio. Ebrard es el mal que habita Morena, por eso amenaza con expulsarlo cuando llegue a ser presidente de Morena: “Perdóname, Marcelo, pero te vas a ir del partido si sigues así. Yo me comprometo. Te vas”. Como se puede apreciar el ambiente es casi navideño entre quienes tienen puestos de liderazgo en la cuatroté. Muñoz Ledo acusa también al hombre de Ebrard, Mario Delgado. Le dice que se puede ir del partido porque “ya se pasó de cómplice” y lo acusa directamente de “estar comprando a todas las autoridades”. No es claro a qué autoridades se refiere, pero es creíble que en este gobierno todas las autoridades estén a la venta. Y concluye con su advertencia al canciller: “Marcelo, ¿quieres ser presidente? Que encabece la derecha mexicana, por favor. No es una oferta mala”. Ciertamente no es una mala oferta que, desgraciadamente, la derecha mexicana no tomará en cuenta, pero lo que sorprende es el afán de expulsar al diferente. Si López Obrador quiere a quienes no están de acuerdo con él fuera del país, Muñoz Ledo quiere en Morena a los que piensan distinto de él, fuera del partido. Tiene toda la lógica del líder del momento.
Habrá que comprar palomitas para la elección en Morena. Es un pleito que recordará aquellos de las épocas, esas sí, soviéticas en las que entre unos y otros se amenazaban: si me expulsas, te expulso. Pero lean la entrevista con Muñoz Ledo, la va a pasar bien. Bajita la mano, se compara con Bobbio y dice que habla “telepáticamente” con López Obrador. Je, je. (https://elpais.com/mexico/2020-09-20/porfirio-munoz-ledo-en-morena-somos-muy-poco-partido-y-mucho-movimiento.html).
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