Hay vida en los partidos

Hace un par de meses todo pintaba aburrido en la vida de los partidos políticos. En la oposición ni se diga, pues este sexenio casi la ha pasado en penumbra, arrinconada y temerosa. Y en el oficialismo todo era disciplina en ese monoblock que es Morena y no había nadie que se dignara siquiera a dirigir la mirada al líder, ante la probabilidad de un gesto de desaprobación del gran prócer, un mal gesto del todopoderoso que te envía al exilio y las mazmorras morales con que cuenta ese movimiento oscurantista y autoritario.

Pero llegaron las campañas y ya en esta recta final todo se ha puesto demasiado movido. Hasta MC, que apostaba a la inmovilidad para no asumir costos, atraviesa lo que se parece mucho a una crisis que no sabemos cómo culminará. Si nuestra vida política durante el lopezobradorato ha sido una nata café que iba de la condena de unos a la alabanza desmedida del Presidente, este verano ha traído el dinamismo propio de una nación democrática.

La oposición, a trompicones, con errores en la organización del proceso de selección de candidata, con parches aquí y reacomodos allá, pero tiene una campaña atractiva con dos mujeres que han sabido llamar la atención de los medios y de una buena parte del electorado. Para los organizadores del proceso –según decían en los mentideros políticos– el asunto estaba papita para Xóchitl y quedarían de finalistas Santiago y De la Madrid. Pues resulta que De la Madrid no llegó, que Santiago se tuvo que bajar y que Xóchitl no la tiene papita, y Beatriz Paredes –una priista de cepa– compite con posibilidades de ganar, cuando todo el mundo daba por muerto al PRI. Es interesante. Claro que Xóchitl es una candidata con mayor potencial, desde mi punto de vista, pero la elección no es sobre el potencial, sino sobre lo que se tiene ahorita. Así pues, tenemos que el PRI anda muy orondo, con la cabeza alta; al PAN “le creció el enano” y se quedó sin representante al final de la contienda, y el PRD, de los tres que quedan de ese partido, parecen estar satisfechos con haber sido marginados de la competencia. En el Frente el resultado de la elección puede ser una sorpresa.

En el oficialismo lo que había sido un proceso plano y sin atractivo ha terminado por ponerse interesante por los embates de Marcelo contra Sheinbaum y el reacomodo de Adán Augusto después de sus escandalitos. Es posible que Marcelo no logre gran cosa con sus denuncias –seguramente algo más que con su concurso Cantando con Marcelo–, pero, por lo menos, le pone sabor al final de la contienda. Se entiende. El proceso de selección diseñado por el Presidente era como correr unos kilómetros con un grillete: avanzar es muy difícil, casi imposible. La idea de contrastar con Sheinbaum es un acierto por parte de Ebrard, aunque, quizá, llega tarde para influir en el resultado que conoceremos en unos días.

Un detalle que no hay que pasar por alto: en la entronización de la figura ciudadana, queda claro que no hay tal figura en este proceso. Todos los que participan en la oposición y en el oficialismo son políticos profesionales, personas que llevan, cuando menos, dos décadas haciendo política de manera profesional. Digo, por aquello de que se abrieron las puertas a los ciudadanos y que están al frente de todo.

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* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com

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