El Frente ha dado su primer paso concreto al formalizar su alianza en la Ciudad de México. Los dirigentes de PAN, PRD y Movimiento Ciudadano en la capital firmaron su unión. ¿Qué tuvo eso de ciudadano? Pues nada, fue un documento que firmaron esos señores, luego llegó la presidenta nacional del PRD, Alejandra la inmobiliaria Barrales, y otros funcionarios perredistas a festejar.
El Frente, que al principio coqueteó con el apellido ‘opositor’, es claro que en la Ciudad de México apuesta a la continuidad. No es ningún proyecto de cambio, es la apuesta por más de lo mismo. En esta ciudad, el problema mayor se llama PRD. De ese partido han salido los gobiernos capitalinos de los últimos veinte años, incluido el de Andrés Manuel López Obrador.
Si había una apuesta democrática en la ciudad, era por el cambio. El PAN, por mencionar al partido de oposición mejor ubicado nacionalmente, ha dado la espalda a sus escasos electores capitalinos y ha decidido arrojarles más PRD. Es parte de las contradicciones del Frente: dicen que a nivel federal hay que hacer un cambio radical, porque la situación es intolerable con este gobierno –y lo es–, pero en la CDMX las cosas no son mejores: la corrupción, la ineficiencia, la inseguridad y el despilfarro son las características de estos gobiernos clientelares, que son una calca del priismo que tenemos a nivel federal.
Con tal de hacer su acuerdo cupular con candidatos a diputados, senadores y Anaya de candidato presidencial, el Frente pone a los habitantes de la Ciudad de México ante la patética alternativa de PRD o Morena. Estos dos partidos se reparten la ciudad a dentelladas, mientras el PAN es un grupúsculo de jóvenes corruptos y mediocres, que han hecho de la delegación Benito Juárez un botín de su disputa interna en el que se reparten las ganancias, y decidió hace tiempo ser una tapadera de los gobiernos perredistas de los que ahora son ¡aliados electorales!
Han sido parte toral de los gobiernos perredistas: Bejarano, al que todos recordamos metiendo fajos de billetes a bolsas, lo mismo que Carlos Imaz; el señor Gustavo Ponce, que se jugaba en casinos de Las Vegas el fruto de la corrupción; Rosario Robles, hoy peñanietista de hueso colorado, solapadora del empresario Carlos Ahumada y de todo el esquema de corruptelas en la capital; Dolores Padierna, vividora de los gobiernos delegacionales y cualquier clase de puestos públicos. Y me parece que no es necesario recordar a Marcelo Ebrard, a Cuauhtémoc Cárdenas –que no hizo nada–; Alejandro Encinas, que alentó el plantón de Reforma en 2006 con un costo enorme para la ciudad, y lo que pasa en el gobierno de ahora, en el que campea la inseguridad y la ineficiencia.
Lo que pasa en la CDMX con el Frente es una completa contradicción con su discurso de cambio que quiere llevar al país. Pero parece que, por lo pronto, el PRD ha cumplido con su parte de formar la alianza en la capital del país; el PAN, con sus miserias capitalinas, también ha cumplido. Está pendiente la candidatura presidencial.
Con lo logrado en la Ciudad de México, es claro que el Frente no es ciudadano ni mucho menos una opción de cambio. Aquí es una triste apuesta por la continuidad. Y luego se preguntan por qué tiene fuerza Morena.
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