En sus gobernadores el PAN tiene liderazgos que pueden ser muy útiles para enfrentar la maquinaria lopezobradorista del año que entra y lograr arrancarle la mayoría al partido del presidente.
Desquiciada, fuera de sí, ignorante, soberbia y majadera, la derecha que compone al grupo denominado Frenaaa es algo que no debe encontrar apoyo de manera sencilla. Como cualquier radicalismo, los integrantes de ese movimiento tienen conductas que rayan en la histeria y que se transforma rápidamente en violencia. El líder visible del grupo, un empresario de nombre Gilberto Lozano, no parece tener mucha idea de lo que dice. Va de la abierta ilegalidad al despropósito con tanta naturalidad que lo que dice podría salir en cualquier mañanera.
Por supuesto me parece bien que la gente se movilice. La ausencia de partidos y la crisis de liderazgos políticos en la oposición obliga a que la gente, atemorizada o aterrorizada por el mal gobierno de AMLO, salga a la calle a manifestar su inconformidad. La oposición en México tiene que regresar a la calle. Le dejó esa plaza enterita a López Obrador y se dedicó a la política palaciega, los acomodos y los negocios. Ahora, entre otras muchas cosas, habrá que recuperar la calle.
Las manifestaciones en coche no están mal. En su vanidad progre, nuestra prensa la critica, pero por algo se empieza. Hace décadas a Maquío Clouthier se le recibía en cualquier plaza con una caravana de coches. El problema no es el estilo de la protesta, sino los motivos que alegan, los tonos que usan. La idea de su campamento en el Zócalo no tiene pies ni cabeza y es a todas luces un fracaso que solamente logrará ahuyentarles gente. Pero bueno, ahí están en la calle, es el tipo de oposición que le gusta a López Obrador, que celebra. Y la que debiera tener está dormida.
Expresiones como la de Frenaaa, la derecha radical, siempre han existido, así como la izquierda radical y violenta también ha estado presente en la vida del país. El asunto es que esa derecha podía tener un canal de expresión en el panismo. Ya no lo tiene, por eso sale. El PAN funcionó durante décadas como un embudo para las derechas en el país: ahí estaban bien agrupadas, con sus representantes. Esa fue una gran labor del PAN para el país. En ese sentido daba cauce a ciertas demandas de los grupos extremos. Hubo líderes de todo tipo en el panismo, más derechosos o más al centro, siempre fue una tensión en ese partido cuando se debatían posiciones ideológicas. Lamentablemente tiene tiempo que no hay esos debates en ese partido y que no sabemos qué piensa ideológica o pragmáticamente el líder de ese instituto político.
Por eso urgen los liderazgos. El miércoles pasado en este espacio mencioné la pertinencia del regreso de Ricardo Anaya. Hay que decir que los gobernadores panistas también están haciendo su parte. Gobernar un estado en condiciones de desventaja con la Federación debe ser muy difícil. El trato majadero y amenazante del presidente en contra de ciertos gobernadores que no militan en su partido es condenable. Hacen bien ellos en no dejarse, en formar un escudo y en denunciar las tropelías presidenciales que más bien son de corte caciquil.
En sus gobernadores el PAN tiene liderazgos que pueden ser muy útiles para enfrentar la maquinaria lopezobradorista del año que entra y lograr arrancarle la mayoría al partido del presidente. Esto, aunado a lo de Anaya y a otras manifestaciones opositoras, puede volver dar impulso a la oposición ciudadana. Y eso permitiría dejar de una vez aventuras delirantes y peligrosas como la de Frenaaa, que es otra de las cosas que también “tiene que parar”, como dicen los del desplegado de los científicos y académicos.
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