Elecciones y campañas

¿En qué están las campañas?

Quizá lo más destacado de las campañas, hasta este momento, sea la canción del niño de Movimiento Naranja. AMLO sigue arriba, pero lleva meses sin ganar más puntos. Las encuestas traen más de 20 por ciento de indecisos. Lo cierto es que todavía no arranca en ningún lado la intensidad de las campañas. Sin embargo, este periodo nos sirve para ver cómo andan y qué se puede esperar de los candidatos punteros. 


 


AMLO. A pesar de que lleva todo el siglo, no se ve todavía que pueda alzarse con una victoria absoluta. Él no termina de despuntar y sus contendientes todavía no se mueven lo suficiente, como para saber quién compite en segundo lugar o, si baja el Peje, se convierta en una elección de tres. Andrés Manuel y su gente tienen una inclinación muy marcada a meterse en conflictos, a generar ellos mismos sus problemas y cuestionamientos. Hasta donde hemos visto, el candidato de Morena ha decidido controlarse. Se ha convertido en ‘el simpatías’ y lanza videos en los que cae muy bien por su risa y sus chistoretes. Pero de la mano de Andrés vienen sus golpeadores, que son los que causan miedo. En muchas ocasiones, la imagen del Peje está en polémicas por su gente. John Ackerman es uno de esos personajes que termina por meter a su jefe político en serios problemas. El asunto de Rusia no se lo van a quitar de encima con sus chascarrillos de Andrés Manuelovsky y los submarinos rusos. Van a tener que tomar cajas enteras de amlodipino para controlarse y no perder esa discusión.



Pepe Meade apenas está en el proceso de darse a conocer, es el menos conocido de los tres aspirantes. Seguramente alcanzará porcentajes de conocimientos altos en un periodo breve. Tiene un problema enorme: el partido que lo postula y del que ni siquiera es militante. El PRI será una pesada loza para Meade y tendrá que lidiar con la conducta de los gobiernos tricolores cargados de fracasos y pletóricos de corrupción y tropelías. Paradójico que, siendo honesto, su debilidad estará en defenderse de la corrupción del partido por el que compite. Un partido disciplinado como el PRI, si avizora la derrota, desfondará esa campaña para buscar salvaciones individuales. La prensa de la campaña es muy mala, pero eso no importaría tanto, sino es porque en ese partido son hipersensibles a lo que se dice en los medios de comunicación. Las campañas también son ánimo y el que refleja la campaña priista es bastante malo.



La campaña de Ricardo Anaya está también en serios problemas. Aparte de que es un candidato frío, que no transmite emociones, sus tropiezos son de consideración. Su imagen vestido de perredista no fue una buena promoción, pues molestó a panistas y, por supuesto, a perredistas. La buenísima idea de Dante Delgado, presidente de MC, de callar a Anaya e impedirle hablar ante la prensa, es más que una anécdota. Refleja el talante autoritario que campea en ese Frente. La decisión de Delgado, hombre fuerte en esa coalición, de decirle a los periodistas que lo que tienen que hacer es callarse y leer boletines, lo acompañará todo el proceso electoral. Si Dante quería ser coordinador de esa campaña, se ve difícil que lo logre, pues se convirtió en un negativo. Aunado a esto, la salida de la senadora Gabriela Cuevas de ese partido es apenas el inicio de una fuga por el estilo impositivo y autoritario de Anaya. Ir a una campaña con un partido debilitado y dividido es un serio impedimento para lograr el triunfo, y Ricardo está en ese escenario.

 

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