Hasta aquí las citas. Si usted tenía dudas sobre si nuestro presidente era un populista, algunas de estas citas pueden aclararle el panorama.
En este espacio el lunes pasado transcribí unas citas del libro ¿Por qué funciona el populismo? escrito por la argentina María Esperanza Casullo. Vuelvo al libro porque me parece que es un texto puntual en términos de análisis del discurso populista. Y es que resulta sorprendente ver retratado a nuestro presidente de esa manera. Aunque el libro es previo a la llegada de AMLO a la presidencia, el esquema en el que se mueve su comunicación encaja a la perfección en las descripciones de Casullo. Así pues, como se ha dicho desde hace tiempo y cada día lo corroboramos, tenemos un presidente populista. El destino está a la vista y hay países para seleccionar. Por lo pronto van algunas citas del libro:
“El líder populista se autopercibe como un redentor del pueblo, que con coraje y abandono de sí acude a su rescate. El uso de la palabra redentor no es casual, porque el liderazgo populista se plantea como algo más que la representación transaccional de intereses comunes”.
“No es un secreto que los líderes populistas hablan mucho y constantemente, pero hay una lógica detrás de los programas televisivos o las cadenas nacionales: ellos deben explicar a sus seguidores quién es el “ellos” y quién el “nosotros”, deben traducir “situaciones objetivas” complejas en narrativas simplificadas…”.
“Narrador oficial del movimiento, es el único que puede definir en cada momento quién forma parte del pueblo o del antipueblo. Su propia persona, así como su papel providencial dentro del movimiento, son parte de este relato en permanente construcción. Pero el relato jamás se agota en un simple elogio del líder. Es más, el líder no se presenta nunca como héroe del relato: el verdadero héroe es el pueblo”.
“…el villano populista está constituido por la dupla enemigo externo/traidor interno. Cualquier operación discursiva del populismo se basa en un manejo tenso, constante, y estratégico del “acto de nombrar” por el cual se determina quién es el adversario del pueblo en cada momento particular. Esto implica nombrar, en concreto y con nombre y apellido, al villano externo y al traidor interno”.
“…la narración del pasado desempeña un papel destacado. Cumple, en ese sentido, dos objetivos: el primero, como ya lo mencionamos, dar una relación detallada de las afrentas, agravios, y en particular, traiciones que han llevado a este pueblo a su actual situación de subordinación; el segundo, establecer la tradición histórica, política, cultural y, sobre todo moral que sustenta a ese pueblo y resulta el principal recurso para su lucha histórica”.
“…la idea de que el líder es una figura siempre amenazada por poderosos y malvados adversarios es una construcción central y una referencia constante para todos los demás presidentes populistas sudamericanos…”.
“Es usual recomendar moderación a los populistas; el problema es por qué ellos la adoptarían toda vez que la radicalización funciona. El antagonismo político, encarnado en un discurso mítico, narrativo y emocional, resultó clave como estrategia política de supervivencia”.
“No es casual que estos liderazgos populistas hayan llegado al poder en contextos de crisis sociales y económicas, y cuando los partidos establecidos estaban en crisis o parecían exhaustos en su capacidad para resolver problemas. Los mitos populistas se vuelven más atractivos en situaciones en que las personas sienten frustración y enojo ante el cambio y el deterioro de las condiciones sociales”.
Hasta aquí las citas. Si usted tenía dudas sobre si nuestro presidente era un populista, algunas de estas citas pueden aclararle el panorama. Estamos pues, ante un gobierno populista con todas sus letras.
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