El panismo ha salido al ataque de la reforma al Poder Judicial. El tema no le es ajeno a su historia. Por décadas, el PAN fue el partido de los abogados y las leyes. Brillantes abogados formaron parte de las filas de ese partido y diseñaron leyes en este país.
El PAN anda en busca de temas para colarse en la conversación pública. Y hace bien. De a poquito en un lado y en otro volverá a ser tema. De su creatividad y enjundia depende el tiempo que se tarden. Las aplanadoras como las de Morena no duran para siempre, pero tratar de agendar a largo plazo se antoja difícil. La renovación de la dirigencia panista hace unos meses facilita el cambio estructural que tienen que hacer y habrá que empezar por los temas del momento. En efecto, ser reactivo parece que es lo que hay que hacer en estos días. El partido no cuenta con personajes que impongan temas o simplemente la capacidad partidista en estas circunstancias no les da más que para la reacción (lo cual tienen mucho de positivo pues facilita ir subiendo los peldaños de las preferencias).
El caso de la Reforma Judicial es un tema en que el panismo, sorprendentemente, ha salido de manera disciplinada a dar su postura y a convencer a la población de que la famosa reforma no es más que una tomadura de pelo de la que ni siquiera los que pensaron que se podía participar en ella de buena fe tiene ya una buena opinión. El tema no le es ajeno al panismo y a su historia. Por décadas, el PAN fue el partido de los abogados y las leyes. Brillantes abogados formaron parte de las filas de ese partido. Litigantes reconocidos, polemistas renombrados, todos ellos también volcados en el diseño de las leyes que requería el país. Es evidente que esa característica, como muchas otras, se extraviaron en el camino entre la oposición y el poder. Pero todavía a muchos de los que participan en el ámbito legislativo les suena esa parte de la historia blanquiazul.
Los panistas armaron una manifestación en la céntrica avenida de la CDMX para protestar por la burla de la reforma. Jorge Romero, el nuevo líder blanquiazul, ha dado una serie de entrevistas atacando el asalto judicial y hay muchos mensajes en redes sobre el tema. Salir a la calle es un acierto. Que no fueron millones, pues no, pero las militancias no se tratan de esos números (para muestra hay que ver el escándalo delincuencial en Morena) sino de tener presencia, dar señales de vida. Sin embargo, la presencia en redes y medios sí ha sido diferente a lo que había sido en el pasado reciente en que brillaban por su ausencia.
Es un hecho que la batalla por la reforma al Poder Judicial está perdida pero no es un tema que se agote en la elección misma. La corrupción, el nepotismo, el favoritismo, las tropelías, el abuso y hasta la protección a delincuentes han salido a relucir en las listas aprobadas por el oficialismo. Otra cosa hubiera sido si el PAN hubiera promovido la participación de una treintena, hubiera sido imposible quitar a todos pero como nada más se apuntó uno, cuando lo bajaron ni la bala se escuchó.
Total, que parece que después de un largo descanso el panismo se ha puesto las pilas y pretende estar de nuevo en el escenario (el vocero Jorge Triana ha sido una presencia importante en el señalamiento de los nexos de los abogados del crimen organizado con personajes de Morena). Para los que vemos a la aplanadora guinda como amenaza eterna, son buenas noticias.
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