Pensábamos que AMLO tendría todo el poder, pero lo está dividiendo a todo Morena como el monrealazo.
Decía Bertolt Brecht: “¿Qué delito es el robo de un banco comparado con el hecho de fundar uno?” Desde siempre los bancos cargan mala imagen. A nadie le gusta que el banco esté tras de uno cobrando la tarjeta o el crédito.
Todos estamos de acuerdo en que hay que bajarle a los abusos de los bancos. Cualquier baja en los servicios que prestan se agradecerá, más aún si se trata de una política pública. ¿Pero, por qué hacer las cosas de mala manera y generar un desastre?
El monrealazo de la semana pasada nos permite ver cómo están las cosas entre el equipo de gobierno y su ala política: Morena. El resultado es el que todos sospechábamos: es un desorden generalizado. La estrategia concluyó el día de las elecciones y todo lo demás han sido ocurrencias y torpezas. Algunos saldos del monrealazo:
No quieren que todo se lo lleve AMLO.- Es llamativo que sea el propio partido del presidente electo el que apure ciertas reformas que eran promesa de campaña. Es un poco en contrasentido de lo que debería de suceder: dejar que sea el propio presidente el de los anuncios espectaculares. Así podríamos haber escuchado un discurso de primero de diciembre, lleno de anuncios enormes: las bajas en las comisiones de la banca, la reducción de los sueldos de la burocracia, suspender las pensiones de los expresidentes… pero no. Parece que los legisladores de Morena se quieren quedar con esos triunfos.
Son chafas.- Hacen las cosas mal, al aventón. Incluso la mayoría de ellos no sabe ni qué votan ni qué proponen. No cuidan su trabajo ni su imagen. Olga Sánchez mandó un proyecto con errores de redacción y va a ser secretaria de Gobernación. Su consulta para lo del aeropuerto fue una chafada de nivel internacional, que ni de buena fe se pueden defender sus procedimientos. El efecto de la iniciativa de Monreal en la Bolsa de Valores y en las acciones de los bancos habla de que no tienen idea de la repercusión de sus acciones o, de que si la tienen, no comprenden a cabalidad los riesgos que generan.
Ya se odian entre ellos.- El monrealazo desató los pleitos internos que hay alrededor del poder en Morena. Yeidckol Polevnsky prácticamente reprendió públicamente al líder morenista en el Senado por haber lanzado su iniciativa. Como no tiene sentido pelearse con la oposición –salvo el simio de Noroña, que se pelea con propios y extraños con tal de salir en algún tuit–, los líderes del movimiento lopezobradorista han comenzado el pleito del poder interno. Y como sabemos, las guerras intestinas suelen ser cruentas y a los ojos de todos. Ricardo Monreal no es tonto. Sabe que el espacio que gane en el Senado lo compartirá con Martí Batres, además, claro, de Mario Delgado y alguien que pueda destacar en el gobierno. Yeidckol, que sí es tonta, ya también se dio cuenta que su liderazgo ha sido minado y que va a ser más fácil que se hable de Monreal, como líder, que de ella. Así que se avecina un buen pleito.
Hay que decir que esto no puede ser producto de una estrategia, pues salió todo mal. Monreal cuestionado, señalado por la líder de su partido, la IP furiosa, la banca escandalizada al grado que tuvo que salir el próximo secretario de Hacienda de su escondite para decir que eso no vuelve a pasar. Y el presidente electo tuvo que corregir a favor de los banqueros, diciendo que no habrá cambios en los primeros años. El sainete terminó mal para el conjunto morenista, de una manera que Acosta Naranjo señaló muy bien, haciendo mofa de un lema de AMLO: Por el bien de todos, primero los bancos.
Y, tal y como dicen ellos, eso que todavía no empiezan.
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