Sheinbaum y Alfaro, en pos del liderazgo

Los mexicanos, que nos disponemos a entrar en las fases críticas de la epidemia, somos objeto de compasión por parte de la comunidad mundial por no poder contar con alguien que tome las decisiones debidas.


Liderazgo ante pandemia


El vacío de liderazgo ante la pandemia del coronavirus que ha dejado el presidente es enorme. Ya hemos comentado que las sorprendentes reacciones del presidente López Obrador ante el virus han llamado la atención internacional por su irresponsabilidad y frivolidad. Los mexicanos, que nos disponemos a entrar en las fases críticas de la epidemia, somos objeto de compasión por parte de la comunidad mundial por no poder contar con alguien que tome las decisiones debidas. También como hemos comentado en este espacio, la propia sociedad ha tomado en sus manos las decisiones que amerita la gravísima situación por la que atraviesan muchos países y que el nuestro no es la excepción.

Quizá sería momento que ante la irremediable tragedia que se avecina, los medios de comunicación ponderasen mejor la necesidad de difundir los dislates presidenciales. Quizá una nota al final del noticiero, algo así como “de color” o como un espacio para el humorismo involuntario. El presidente no debe ser tomado en serio, él se mantiene al margen con sus oraciones, estampitas y chistoretes. Que se le dé el espacio correspondiente. Lo que urge a los ciudadanos, a los que buscan información seria y responsable es encontrar opiniones de especialistas, de responsables a nivel técnico de lo que sucede en México con la pandemia. Declaraciones de gente sensata, de líderes en otras materias y de otros países que transmiten su experiencia o gobernantes locales que saben tomar decisiones en momento de dificultad extrema.

Pero en política los vacíos se llenan. El hueco que ha dejado el presidente se comenzará a llenar tarde que temprano quizá con varios personajes de distintos perfiles. Han sido notables en estos días los casos de Claudia Sheinbaum y Enrique Alfaro, de la CDMX y Jalisco, respectivamente. En el caso de Sheinbaum seguramente no le fue sencillo cortar el hilo de vida que ha mantenido para todo con el presidente López Obrador. En la misma semana del “detente”, ella salió a dar un anuncio que daba tranquilidad, confianza. Hizo una evaluación del problema hasta entonces y mencionó que su gobierno estaba preparado para tomar las decisiones que fueran necesarias y que no dudaría en tomarlas por difíciles que fueran. El día de ayer anunció cierres en lugares públicos en un evento en el que ya había distancia física suficiente entre quienes participaban y las medidas anunciadas durarán, cuando menos, un mes.

Alfaro tomó con la seriedad debida el asunto. Hizo de la comunicación no un escondite –como AMLO– sino una palanca de conexión con sus gobernados. Ha dado información, la que tiene, buena o mala; no ha escatimado los datos ni ha temido el posible juicio por tomar decisiones drásticas. El silencio, en estas situaciones, opera en contra, lo mismo que pensar que todo se puede posponer. No hay escenario bueno. Para estos días, el gobernador de Jalisco pidió a sus gobernados que se mantuvieran cuando menos cinco días encerrados porque entrarían en “un pico”. En un mensaje bien estructurado explicó las razones y los riesgos de no tomar una medida de esa dimensión. Por las imágenes que difundieron los medios, le hicieron caso. Y claro, lo que los ciudadanos quieren en estos momentos es guía. Bien, muy bien, por Sheinbaum y Alfaro.

La política es de oportunidades, cierto. Pero hay escenarios, situaciones, cuya dimensión no admite esas jugadas naturales en cualquier otro momento. La aparición de Ricardo Anaya –que literalmente huyó a otro país después de las elecciones– tratando de dar un mensaje de unidad no hace más que revelarlo como lo que es: un político cobarde, siempre dispuesto a acomodarse en algo a su favor, aunque sea una desgracia. Es esta su faceta carroñera que muchos de quienes fueron sus compañeros conocen bien (para los que quieren ver en mi comentario alguna suerte de apoyo al nuevo partido en el que participan algunos de mis familiares, les digo que no he participado ni participaré en ese partido).

 

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* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com

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