Divididos hasta que el rancho lo separe

El caso de la salida de Azucena Uresti del noticiero nocturno de Milenio es uno más de esos que quedan en el aire y en el que cada quien cree lo que le conviene o lo que quiere creer. Los opositores al gobierno –particularmente al inocultable estilo autoritario e iracundo del presidente López Obrador– piensan y aseguran que el presidente y sus dichos públicos, de la mano con sus amenazas privadas, forzaron la salida de Azucena del noticiero nocturno. Sobre las amenazas privadas, lo que se sabe es lo que contó el propio mandatario al decir que los dueños de Fórmula y de Imagen se negaban a correr a Ciro Gómez Leyva alegando que era independiente. Cosa que no cree el presidente, pues piensa que el único independiente en el mundo es él.

Por otro lado, están los fieles a López Obrador. Gente dispuesta a decir lo que sea en medios y redes para defender lo que diga y haga el presidente en su incansable batalla contra los neoliberales y conservadores que juntos conforman esa pesadilla nefasta en que se vio sumida la nación en las últimas décadas. Esa lucha del prócer de Macuspana, a los ojos de estos adoradores del becerro de lodo, lo faculta a acometer excesos siempre y cuando sean para salvaguardar el proyecto de liberación nacional. Son capaces de defender a un empresario que hasta hace poco no bajaban de rapaz y bandido con tal de no ceder un ápice en la guerra ideológica que han creado.

Por supuesto que también están quienes expresan su opinión, pero no tienen un peso específico en el ámbito público. Eso no los hace menos desaforados. Las mentadas vuelan de un lado y de otro. La gente, toda, cree capaz a la prensa y a los periodistas de las peores transas y corruptelas. Claro, cada bando tiene sus santones. Sin embargo, la vieja consigna de “prensa vendida” tiene gran vigencia en estos días.

Se trata, pues, de otro asunto que cae en el ambiente polarizado de opinión pública que vivimos. Cada quien su parte de verdad que nunca llegará a embonar una con la otra. Las campañas tensarán más, mucho más, el ambiente. No otra cosa pudimos ver la semana pasada entre dos miembros de la familia Clouthier. A las consabidas tonterías que dice muy ufana la señora Tatiana –vocera de Claudia Sheinbaum–, contestó uno de los hermanos, distanciándose de las posiciones de su familiar de manera pública en un artículo. Nada tiene de extraño, desde mi punto de vista, que en una familia existan opiniones distintas. Suele pasar. Sin embargo, que los pleitos se hagan públicos conlleva a tomar partido de uno u otro lado. Eso es lo que sucede y AMLO lo sabe. Es experto en generar esos ambientes. Al contrario de los líderes que de joven a uno le enseñaban que sacaban el potencial de los suyos para alcanzar objetivos, el presidente López Obrador –como ya hemos comentado en este espacio– se especializa en sacar lo peor de cada uno. En esas estamos y así estaremos hasta que se vaya el señor y su rancho lo separe de la escena.

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