Del pensamiento trágico

Robert D. Kaplan es un conocido periodista y analista político estadounidense. Destaca por haber estado años cubriendo las zonas que de los noventa para acá han estado en permanente conflicto: Arabia, Afganistán, Irán, Irak y también la zona de los Balcanes, desde antes que se desatara la guerra en aquella zona. Observador de la realidad en diversas partes del mundo que terminaron por estar en el ojo de todos, Kaplan es autor de numerosos libros. El más nuevo debiera ser leído por nuestra clase política y quienes analizamos, o creemos hacerlo, nuestra vida pública. Se trata de La mentalidad trágica: Sobre el miedo, el destino y la pesada carga del poder (Ed. RBA). Kaplan pone luz a los grandes fracasos de la política estadounidense de las últimas décadas con base en la ausencia de pensamiento trágico, con referencia fundamentalmente en los griegos y en Shakespeare. El resultado es aleccionador. Aquí algunos subrayados.

“Tal como escribió Morgenthau, ‘para mejorar el mundo, se debe trabajar con las fuerzas más viles y bajas de la naturaleza humana, no contra ellas’”.

“Carlyle caracterizó la Revolución francesa como el máximo exponente del drama trágico en la política (sin salida aparente) por tratarse de una confrontación entre ‘la anarquía y la autoridad agotada y corrupta’”.

“La autoridad debe inspirar asombro, intimidación, y de ahí nace la legitimidad”.

“La paradoja del poder es que se puede estar al mando, pero nunca se posee el pleno control”.

“El monopolio estatal del uso de la violencia nos redime del peor de los destinos: la anarquía”.

“La tragedia, desde la perspectiva helena, tiene su origen en la fuerza y el talento humanos, que despiertan la envidia de los dioses, y por eso son los mejores entre nosotros los que sucumben a la tragedia”.

“Cuando la ambición conduce al caos, estamos ante la quintaesencia de la tragedia. ‘Derroquemos a un líder y veamos qué ocurre’: eso rara vez sale bien”.

“Pensar con mentalidad trágica es saber que no todo tiene arreglo y que, pese a ello, la vida debe continuar”.

“Alexandr Solzhenitsyn: ‘Las tribus con un culto a los ancestros han perdurado siglos. Ninguna tribu sobreviviría mucho tiempo con un culto a los jóvenes’”.

“El miedo nos permite reconocer que rara vez tenemos que escoger entre el bien y el mal; eso sería demasiado fácil. Las decisiones cruciales son, por su propia naturaleza, decisiones difíciles y suelen obligarnos a escoger un bien a costa de otro (o un mal en vez de otro)”.

Combatir el mal es un bien, pero también lo es no estirar demasiado las capacidades políticas y militares propias con el propósito de combatirlo. Y esto último puede implicar tener que soportar cierta cantidad de mal.

El carácter personal lo es todo para el liderazgo y la toma de decisiones.

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