Es claro que quien va a la cabeza en las encuestas sólo tiene que defenderse, esquivar los golpes y tratar de no engancharse en ningún pleito.
Como es de todos sabido estamos en la cuenta regresiva para que concluyan las campañas. Dependiendo del lugar que cada quien tenga en las encuestas, se generan actividades e informaciones de todo tipo. Las fake news, hoy tan famosas, siempre aparecen por estas épocas.
Quienes intentan subir en las encuestas tratan de desestabilizar a sus adversarios. No se trata –aunque así se vea– necesariamente de medidas desesperadas, es esperar el momento más cercano al día de las elecciones para tratar de mover a los indecisos con información negativa acerca de los otros competidores. No siempre resulta, pero el esfuerzo se tiene que hacer.
Quizá en ese sentido fue la demanda que interpuso Ricardo Anaya en contra de Calderón, Peña y Meade. Quizá en ese sentido salió la nota fake de Reforma el día de ayer sobre los gastos de Morena con un medio de comunicación de ese partido, que resultó falsa y fue desmentida por el mismo INE. Son los días de los bombardeos.
Es claro que quien va a la cabeza en las encuestas sólo tiene que defenderse, esquivar los golpes y tratar de no engancharse en ningún pleito. Pero las acusaciones y señalamientos pueden ser muy diversos y quizá se tendrá que contestar alguno. No es de extrañarse por eso el acto de provocación –no puede verse de otra manera– de vándalos en un mitin de López Obrador hace un par de días en Pachuca. Porque otra intención de los opositores al puntero debe ser mover su voto blando, el que se acercó por razones poco sólidas, inclusive hasta por cierta moda.
Por supuesto también es la hora de los deslindes o de los últimos apoyos. Así podemos ver las declaraciones de uno de los líderes del PRD en la CDMX anunciando la derrota de Ricardo Anaya y Alejandra Barrales en la contienda presidencial y para gobernar la capital del país. Es uno de los actos de oportunismo típico de estos días: anunciar la derrota del propio para quedar bien con el ganador y cobrar algo más adelante. Por eso también sorprende que el Frente, en lugar de estar unido, haya decidido pelearse con su candidato Ricardo Anaya, por un tema de agenda del que han hecho un verdadero escándalo figuras prominentes de esa organización, acusando a su contendiente por la presidencia. O tal vez también es un deslinde, un anuncio previo de las explicaciones de una posible derrota.
Vendrán la multiplicación de entrevistas invitando al voto y los grandes cierres de campaña. Nuestra tradición electoral indica que hay que hacer grandes eventos masivos para obtener imágenes de miles de personas apoyando al candidat@. Estadios, plazas de toros, plazas públicas, grandes avenidas, lo que sea con tal de enseñar ‘músculo’ (que es como se le dice a la posibilidad de movilizar gente a votar el día de la elección, una herencia meramente priista que han recogido con alegría todos los partidos y candidat@s). En realidad se trata de 90 por ciento de acarreados en camiones, por eso proliferan también las imágenes de cientos de autobuses estacionados en las calles aledañas al lugar del evento. Los eventos consisten en un par de discursos muy breves y dos horas de música con diversos grupos, reparto de refrescos, playeras y otros productos infaltables en nuestra democracia.
Pero veámoslo con optimismo: realmente es la recta final.
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