Al escribir este texto, la jornada electoral no ha terminado. Siguen los conteos de votos. El esfuerzo de miles de mexicanos, que de manera voluntaria participaron para que todos pudiéramos ejercer nuestro derecho al voto, ha dado frutos: participamos, votamos y tendremos nuevos gobernantes y nuevo Congreso.
Si bien es cierto que las campañas fueron ásperas y duras, que en algunos lados polarizaron y radicalizaron las posturas políticas, la jornada electoral, el día de las elecciones, podemos decir que transcurrió sin mayor problema. Los mexicanos nos hemos dado desde hace décadas una institución que nos da certeza cuando votamos. En un país acostumbrado a desconfiar de sus autoridades, no es poca cosa. Más aún si tomamos en cuenta que el gobierno del presidente López Obrador ejecutó una estrategia para desprestigiar al INE y quitarle la confianza que han puesto en ese instituto los ciudadanos. A pesar de ese dato, que no es menor, podemos decir –con los datos que tenemos a la mano– que las elecciones transcurrieron sin mayor problema.
Que Claudia Sheinbaum haya ganado la elección presidencial de manera holgada le brinda la legitimidad requerida para ser la próxima –y primera– presidenta de México. Sin lugar a dudas, la competencia no se dio en un piso parejo. El presidente intervino en la elección de una manera descarada y arbitraria de tal manera que en mucho desluce la victoria de la doctora.
Está en veremos cómo queda la composición del Congreso –Senado y Cámara de Diputados–. También tendremos que esperar cómo queda el tercero en discordia, Movimiento Ciudadano, que parece traer mejores números de lo que se esperaba y pueda tener una fuerte presencia legislativa.
En el caso de la CDMX, la competencia está cerrada. Hasta antes de mandar este artículo no se podría dar un ganador, ni Taboada ni Brugada. La elección capitalina está en el aire.
Ya tendremos tiempo de hablar de otros temas centrales en esta elección: el papel de las encuestas, la credibilidad en esas herramientas, el rol que juega la comentocracia, qué tanto influyen y qué tan lejos está de los electores, y claro, el papel de la oposición y sus candidatos. Pero para eso tendremos tiempo.
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