La 4Transformación avanza y con ésta ha comenzado un nuevo plan en el que nadie gaste o conozca más que otros.
La austeridad es una de las fijaciones de nuestro presidente. Es de celebrarse. Nuestra clase política ha sido particularmente despilfarradora del dinero público. Independientemente de la corrupción desenfrenada que se ha vivido en gobiernos de distintos colores partidistas, el derroche ha sido una de las características de nuestros políticos, incapaces siquiera de pagarse su café y sus galletas. AMLO puede presumir de austero tanto en su vida pública como privada. La sencillez es una de sus características. El presidente piensa que todos deben de vivir como él porque eso es bueno y formativo, por eso critica con furia a quienes tienen un tipo de vida más ostentoso que el suyo. Para él no es necesario viajar, conocer, ni siquiera hay que estudiar de más, ¿para qué prepararse tanto?
Por esa razón el gobierno de la cuatroté ha lanzado su Plan de Austeridad Republicana, para que todos lleven el ahorro a los límites posibles, casi a la parálisis para que nada se mueva y nada se gaste. Aquí la explicación de algunos de los puntos propuestos.
Se reducirá en un 70% el personal de confianza. Lo mejor para trabajar es contar con personal que no sea confiable, pero que sea del partido. En el rubro de “confianza” se entiende que están todos los que no son de Morena, por tal motivo serán despedidos y eso traerá un gran ahorro. No importa si saben o no saben de qué se trata el trabajo, lo importante es no gastar en que la gente trabaje y a los que trabajen hay que pagarles poquito para ahorrar más.
Los trabajadores de confianza trabajarán de lunes a sábado y cuando menos ocho horas diarias. Por si no les quedó claro a los de confianza que se tienen que largar, ellos tendrán que trabajar mucho más que los compañeros de partido. El personal de Morena no es muy dado al trabajo arduo, lo de ellos es la gritería, la mentada de madre y la pancarta. Pero como alguien tiene que trabajar será el 30% que quede de los empleados de confianza. Esos malditos perros burgueses deberán estar en la oficina, disponibles inclusive los sábados para lo que se ofrezca (que normalmente no se ofrece nada ya que debido a la austeridad no hay herramientas para trabajar).
Se prohibirá a los funcionarios de Hacienda, Comunicaciones, Energía y otras áreas que convivan en fiestas, comidas, juegos deportivos o viajes, con contratistas, concesionarios, grandes contribuyentes, proveedores, o inversionistas vinculados a la función pública. En efecto, los funcionarios deberán encerrarse en un convento. Nada de ir al futbol o cosas por el estilo. Mucho cuidado con saludar a alguien y mucho menos un cruzadito o un shot. Nada de comerse un pollito, una rebanada de pizza: a su casa y solamente a recibir visitas de compañeros de trabajo. En una fiesta usted podrá distinguir a un alto funcionario de la cuatroté porque estará en un rincón viendo a la pared y bebiendo compulsivamente sin departir por si alguien vende lápices, alfombras o vasos desechables al gobierno.
Se cuidarán los bienes de las oficinas a disposición de servidores públicos para proteger el patrimonio colectivo. Uno tiene que cuidar los bienes comunes, colectivos. Así debe ser. Uno no puede andar brincando en los escritorios ni aventando sillas nada más por convivir. No se vale que se roben los excusados ni el aire acondicionado (aunque esté prohibido usarlo) o llevarse los focos de la oficina. Este aviso que parece ocioso es de vital importancia tratándose de los compañeros de Morena.
Como se puede apreciar el plan es muy específico y logrará no sólo grandes ahorros, sino que nadie abuse de nada y de preferencia que no haya nadie en las oficinas para que no gasten luz ni tomen agua o cosas por el estilo. La cuatroté avanza.
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