¡Arrancan!

Hoy comienzan las campañas. Serán meses de bombardeo electoral, de ofertas, de promesas, de ataques, de rumores, de algunas verdades y de muchas mentiras. Así son las campañas. Bien decía ese militar muy dado a los aforismos, Otto Von Bismarck: “Nunca se miente tanto como antes de las elecciones, durante la guerra y después de la cacería”. Claro que en México podríamos adaptar eso y decir: “Nunca se miente tanto como en las mañaneras”, pero eso ya sería un localismo. La cosa es que hemos entrado de lleno en las elecciones.

Las campañas son una especie de pleito acordado entre todos con determinadas reglas –que todos hacen hasta lo posible por romperlas–, entre las que están los tiempos. Habrá quienes no tengan todavía preferencia en este momento para los cargos más relevantes que están en juego, pero no tardarán en definirse. La discusión pública o la bronca generalizada que comienza hoy será inédita por la enorme cantidad de mujeres que hay de candidatas en esta elección y, particularmente, dos de ellas que compiten por la Presidencia; a ellas se les suma un joven que no llega los cuarenta años, que también puede significar una buena opción para muchos.

Está en juego, por primera vez en muchos años, la CDMX, que ha gobernado un mismo grupo durante casi treinta años. El panista Santiago Taboada inicia con fuerza y representa una amenaza real para el morenismo capitalino. Como se dice en estos días: hay tiro. Y habrá tiro también en otros lados.

También, por primera vez, tendremos un Presidente encabezando todos los pleitos posibles, insultando a todos los que le caen mal y que asumirá un papel de candidato –que en realidad nunca ha dejado–, agrediendo a los opositores y tratando de invisibilizar a su candidata para que todo se trate nada más de él.

Así que preparémonos, porque, además, siempre hay sorpresas en las campañas: errores, dislates, propuestas disparatadas y actitudes aguerridas y promesas y mentiras por todos lados. Pero no hay que rasgarse las vestiduras. Esto de los engaños en elecciones es tan viejo como las elecciones. En el año 63 a. C., cuando Cicerón se presentó a las elecciones para ser cónsul de Roma, su hermano le escribió una carta con consejos electorales, algo que fácilmente puede ser, hoy en día, un manual de campaña. En la carta a su hermano Quinto Tulio le dice: “En una elección hay tres cosas que te garantizan votos: ofrecer favores, dar esperanza a la gente y transmitir emociones personales. Un candidato puede ganarse a los votantes indecisos haciéndoles promesas y, para poder mantener a los votantes más fieles, es importante asegurarle que, si ganas la elección, siempre estarás cuando te necesiten para poder ayudarlos”. Y le sugiere: “Es importante poner atención especial en la gente de negocios y a personas de clase media. Procura conseguir la amistad de los líderes que representan a esas clases sociales. Pero lo más importante es rodearte del entusiasmo y la energía de la gente, ya que por medio lograrás estar en boca de todos y tu campaña tendrá más impulso. Las promesas de un candidato siempre son vitales para una campaña; sin promesas la campaña electoral se vuelve vacía e inocua. El votante debe sentir que, al votar por ti, tiene la esperanza de recibir alguna recompensa”.

Como se puede ver, nos pondremos romanos durante unos meses.

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