Bueno, pues del Ejército seguiremos hablando. Ese parece ser el deseo del comandante en jefe, el presidente Andrés Manuel López Obrador. “Los verdes” pasan por una de sus peores crisis. Por supuesto, no voy a negar aquí que también las hayan tenido en sexenios anteriores. Cada que han entrado y se meten en el poder civil salen raspados. Pero nada como lo que ha sucedido en estas semanas.
Es muy preocupante lo que sucede y no debe ser tomado a la ligera. El lunes, en este mismo espacio, comentaba que, mientras los cuarteles se incendiaban, el presidente, cual Nerón, ponía música para celebrar las llamas. Para colmo, y más allá de la irresponsabilidad y la frivolidad presidencial, la sustracción de millones de páginas de información sobre diversos temas en el Ejército será una calamidad por mucho tiempo. López Obrador cree que con chistines se puede desviar el asunto, pero no es así. Nadie sabe, ni los que los tienen, según han dicho, la relevancia de los documentos robados, pero en más de 30 millones de páginas de información seguramente saldrá algo más interesante que “los achaques” del presidente.
Cuando salieron los papeles de las cuestiones médicas del titular del Ejecutivo, lo aceptó y dijo “es cierto”; ahora que salió que el Ejército quiere hacer una línea aérea comercial, poner hoteles y administrar museos y parques: un emporio turístico militar, el presidente volvió a decir “es cierto”. ¿Cuántos días más va a tener que decir el presidente “es cierto”? Porque de eso habrá pruebas, papeles, correos, conversaciones, documentos oficiales. No todo será como el atascadero que han hecho del caso Ayotzinapa y la participación de los militares en la tortura, asesinato y ocultación o desaparición de cadáveres de 43 estudiantes –todo esto según la investigación realizada por el gobierno lopezobradorista–.
Mientras esto sucede, se discute en el Senado la ampliación del fracaso que en materia de seguridad ha tenido este gobierno. Y claro, el eje son los militares, porque, hay que decirlo, este gobierno, como ningún otro, se ha entregado a los militares de manera bochornosa. Tantos votos ciudadanos para terminar refugiados en el cuartel militar. Qué vergüenza. Pero allá ellos y la historia, allá ellos y su historia.
Lo que vemos en el debate senatorial es de llamar la atención. Los que hasta hace poco se les hinchaba la boca de placer por llamar asesinos a los militares, ahora se escudan en que son los salvadores de la patria, en que no hay más opción que la militarización extendida. Si no hay más opciones es porque el gobierno y sus hordas legislativas –dirigentes priistas incluidos– se han ocupado de que no sean posibles. Y el gobierno ha renunciado a ser un gobierno civil para terminar en una pantomima castrense. Mientras el presidente López Obrador felicita a Lula por las elecciones en Brasil (que todavía no gana, por cierto), aquí en México se comporta como Bolsonaro.
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