El escritor norteamericano Philip Roth dominaba la ficción como pocos, sabía jugar con él mismo como personaje de sus libros.
Philip Roth fue un escritor que bordó la genialidad. Considerado uno de los mejores escritores norteamericanos durante décadas, su capacidad escritora sepultaba los adelantos de alguna decadencia literaria con la edad. Una novela superaba a la anterior de manera repetida. Así 31 novelas. Su vida fue una turbulencia constante. De origen judío, desde sus primeros libros fue atacado por la comunidad judía norteamericana. Se le tachó de antijudío. Peor aún cuando uno de sus libros más célebres –El lamento de Portnoy– trataba sobre sexo, en un exitoso intento de desacralizar el tema.
Hombre de su tiempo, Roth no dejó de registrar lo que sucedía en su país, a la vez que rescataba escritores tras la cortina de hierro, sobre todo en la hoy República Checa. Hombre que dominaba la ficción como pocos, sabía jugar con él mismo como personaje de sus libros; de esa manera se hizo una figura novedosa en la literatura. Sus dos matrimonios, más que un desastre fueron un infierno que no dudó en relatar en sus libros con páginas realmente sorprendentes sobre la convivencia –es un decir– en pareja.
Su trilogía sobre Estados Unidos –Pastoral americana, Me casé con un comunista y La mancha humana– fueron un éxito notable para describir a la sociedad norteamericana y sus cambios de época en la segunda mitad del siglo 20.
Hace poco salió a la venta la biografía de Roth, escrita por Blake Bailey –seleccionado por el escritor como su biógrafo–. Es un libro de más de mil páginas, tan bien escrito que por momentos sientes que estás en una novela del propio Roth. Sus mujeres, sus frustraciones, sus brotes psicóticos, su internamiento en una clínica psiquiátrica huyendo de una de sus esposas, sus amistades con otros escritores, sus acusaciones de misoginia, sus pleitos con críticos, las acusaciones de antijudío, de misógino, de depravado, todo en un libro escrito de manera ágil e interesante. Aquí algunos subrayados.
“Roth escribe sobre temas más emocionantes y lucrativos: el adulterio, el libertinaje sexual, la infidelidad conyugal, la lascivia y la depravación humana en general”.
Sobre el escándalo del gobernador de NY, Eliot Spitzer, que tuvo que renunciar por un escándalo sexual: “Mi intención era establecer alguna teoría pomposa y compleja sobre por qué (Spitzer) quería destruirse a sí mismo –diría Pierpont–, por qué un hombre iba a actuar de una manera tan tonta cuando tenía tanto que perder. ¿Hay algo intrínsecamente autodestructivo en eso? Y Philip se me quedó mirando simplemente y dijo: “No, cariño. No es más que la polla”.
Joyce Carol Oates sobre Roth y su búsqueda de virtuosismo: “Sólo es posible controlar cierta cantidad de virtud, toda la que la personalidad pueda aguantar, y nada más”.
Roth a su segunda esposa, mientas estaba en una clínica psiquiátrica: “… lo más cariñoso que puedes hacer ahora por mí es concederme el tiempo y el espacio que necesito para dejar atrás esta terrible depresión suicida y para encontrar el camino que me permita reanudar mi vida (…). No me siento lo bastante fuerte para reanudar nuestra vida doméstica juntos. Necesito tiempo y ayuda psiquiátrica a fin de prepararme para ello”.
Roth sobre Trump: es un “fraude masivo, la suma funesta de todas sus deficiencias, un individuo carente de todo, excepto de la ideología hueca de un megalómano”.
En fin, que si usted ha sido lector de Philip Roth, asómese a esta biografía que no le dejará de sorprender y de divertir. Como sus novelas.
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