Casi todo lo que tiene que ver con diferencias en este gobierno de la cuatroté y su partido es a gritos y sombrerazos.
Las cosas en Morena y en el gobierno que encabeza ese partido que están peor de lo que aparentan. Hay golpes por todos lados y el desorden parece ser la norma. Tiene cierta lógica. La construcción de ese partido y de la coalición que los llevó al triunfo en las elecciones del año pasado, fue sencilla por el voluntarismo que priva en ambientes electorales. Haber juntado de chile, de dulce y de manteca se vendió como un esfuerzo común, cuando en realidad se trataba de una masa informe que nadie sabe para dónde va.
Es lo que pasa, por ejemplo, con la propuesta legislativa para terminar con la separación Iglesia-Estado. El día de ayer Javier Tejado publicó en su columna ‘Espectro’ (El Universal 17/12/19) la existencia de una iniciativa de la senadora morenista por Zacatecas, María Luévano, para hacer una reforma integral a la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público. En dicha propuesta, Tejado señala que lo logrado por Benito Juárez está por tirarse a la basura por el gobierno de quien le es profundamente devoto y admirador. Paradojas de la historia. Advierte el columnista: “Lo de ahora es una reforma profunda que, sin tabúes, aborda todos los temas que sí plantea liberalizar muchos asuntos que habían estado vedados desde hace más de 150 años. Entre los temas que contempla están la colaboración de iglesias y Estado para el desarrollo cultural y social de las personas, permitir argumentar “objeciones de conciencia” para incumplir o graduar el incumplimiento de otras leyes, el sostenimiento económico de las iglesias por parte de sus feligreses, que iglesias y religiosos puedan ser beneficiarios de donaciones y flexibiliza el régimen para que las iglesias tengan propiedades”. Qué tal. Nada mal para un gobierno juarista.
Al mismo tiempo, la Comisión de Honestidad y Justicia de Morena proponía que se expulsara de la bancada de Morena a la senadora Lilly Téllez, porque “no comparte ni defiende” los valores de ese partido. Se trata en realidad de la posición de Téllez en contra del aborto. Ha sido una posición pública de la senadora y que en efecto contrasta con la de muchos de sus compañeros de bancada y de aventuras electorales. Muchos sospechamos que el presidente tiene la misma posición de Lilly Téllez, pero nunca la ha querido decir. Lo que sorprende de la amenaza a la senadora sonorense es que la posición que le critican está en abierta concordancia con las propuestas de su bancada en términos de la relación que se quiere con las iglesias.
Casi todo lo que tiene que ver con diferencias en este gobierno de la cuatroté y su partido es a gritos y sombrerazos. El subsecretario Jesús Seade se ha incinerado públicamente con una serie de errores garrafales en las negociaciones y en la manera de reaccionar a las críticas y los cuestionamientos alrededor de las negociaciones del T-MEC. Frustrado por la incomprensión generalizada y las revelaciones periodísticas, Seade la emprendió contra el periodista. Lo llamó “Loretito” y que no quiere ni saber “qué mueve” al periodista. Después se lamentó de haber dicho lo que dijo. Al día siguiente llegaron las escenas de su comparecencia ante la prensa en la embajada mexicana en Washington. Es claro que el señor Seade no controla las negociaciones, pero tampoco a su asistente, una señorita mal encarada que le alza la voz a su jefe y que le anuncia que se baja de la mesa porque llegó un funcionario de la Cancillería a cumplir las funciones que le correspondían. En su arranque, la señorita se llevó el mensaje del subsecretario.
En fin, que se ve que en ese ambiente de armonía y colaboración se mueven las cosas en la cuatroté. Puro ambiente navideño por todos lados.
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