El cambio político que está realizando Morena es algo a lo que debemos acostumbrarnos.
Aunque se trate de un gobierno de gente vieja y que añora el pasado, es indudable que hay cosas nuevas. En algún momento posterior a las elecciones creí que habría un cambo de élites. Veo que no es así, aunque no necesariamente en todos los ámbitos. Me parece que la élite política sí ha cambiado. Hay muchos actores nuevos, gente que irrumpe en la política, en la vida pública por primera vez. Esto no es necesariamente malo, aunque tampoco es bueno por el solo hecho de que sean otros los que ocupan los lugares que se repartían los llamados tres partidos grandes. Este cambio también abarca a la oposición. Movimiento Ciudadano se presenta como la novedad de la mano del gobernador de Jalisco, busca presentarse de manera fresca, sabedores del repudio que todavía provocan perredistas, panistas y priistas. En el PAN, la cara y la actitud de su presidente es el reflejo mismo de la decadencia albiazul que este año volverá a recibir una paliza en dos estados que perderá con Morena. En el PRD no se sabe si ya fue el entierro o si siguen en el velorio, y en el PRI están a la espera en cualquier momento de la desbandada.
Tendremos que acostumbrarnos a la nueva clase política, básicamente de Morena, en la que hay de todo: gente capaz, pragmática, analfabetas funcionales, cretinos, insolentes, inteligentes, dedicados, gente audaz y verdaderos imbéciles. Es importante darse cuenta de lo que sucede con estos nuevos personajes que en muchos casos parecen estar puestos de relleno, pero que ignoramos todavía su verdadera influencia y capacidad. Si tomáramos en cuenta la última semana podríamos hacer un catálogo de dichos y declaraciones, incluidas las del presidente, que parecería que no se habla de un país como México, sino de una pintoresca y jocosa ranchería.
La mariguana es como el clítoris. Esta comparación hecha por la senadora Jesusa Rodríguez se refiere a que “antes no sabíamos cómo usarlo”. Ignoro y ni me interesa saber cuál es el caso de la senadora, no sé si hace veinte años –tiempo que ella mismo usó como referencia– le sirvió de algo el descubrimiento, pero ciertamente tenemos en la senadora a un personaje grotesco y desagradable, pero que se identifica intensamente con AMLO. La senadora también fue la mente creativa que dijo que comer carnitas era una manera de celebrar la conquista de México a manos de “fanáticos católicos”.
Los reporteros parecen retrasados mentales. Otra senadora de Morena, Eva Galaz, llamó así a los reporteros cuando insistían en preguntarle al senador Guadiana –un hombre que anda con sombrero vaquero todos los días– por su evidente conflicto de interés como empresario y legislador. El hombre del sombrero estaba ya muy molesto con las interrogantes, bufaba como toro de su ganadería y entró su compañera a dejar en claro lo que piensa del gremio periodístico y lo que le merecen las personas que tienen algún tipo de discapacidad intelectual.
Mussolini se llamaba Benito por Benito Juárez. Esta fue del presidente. Sorprende que alguien piense en Mussolini para algo que no sea fascismo. López Obrador, en una de sus conferencias de prensa, echaba loas al Benemérito de las Américas y le pareció buenísimo decir que el papá del tirano era un admirador de Juárez, y que por eso le puso Benito al impulsor del fascismo. Eso habla, según AMLO, del liderazgo de proyección internacional del oaxaqueño. Hay fotos de cómo terminó la vida Mussolini, ojalá las vea nuestro presidente.
Como se ve, por ocurrencias no vamos a parar, eso sin mencionar que ahora resulta que a los estadios de beisbol va “una porra del equipo fifí”. Ni hablar, hay que acostumbrarse.
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