El turista, además de una correcta señalización y de un ambiente seguro y atractivo, tiene que encontrar hoteles dignos, hostales, casas de peregrino, restaurantes, comercios, áreas de descanso, sanitarios y acceso a sistemas de movilidad eficientes y seguros.
Un programa prioritario en el Plan de Gobierno de Claudia Sheinbaum Pardo consiste en el mejoramiento del entorno urbano del norte de la Ciudad de México y específicamente de la alcaldía Gustavo A. Madero.
El Paseo de la Reforma es, sin duda, una de las avenidas más emblemáticas de la Ciudad. Su trazo original durante el gobierno del emperador Maximiliano I consistió en una avenida muy amplia y arbolada que corría en línea recta desde la residencia imperial en el Castillo de Chapultepec hasta la glorieta del Caballito.
Durante la regencia de Ernesto Uruchurtu, la avenida se amplió por el poniente hasta Lomas de Chapultepec y por el norte desde la glorieta del Caballito pasando Tlatelolco, hasta la glorieta de Peralvillo.
Hoy, el Paseo de la Reforma presenta contrastes muy marcados entre sus zonas poniente y centro, contra su zona norte. La imagen urbana cambia radicalmente y se deteriora conforme avanzamos hacia Peralvillo, desde el cruce con avenida Hidalgo y el templo de San Hipólito, pasando Tlatelolco y llegando a la Calzada de Guadalupe. Paseo de la Reforma se va transformando en una vialidad sucia, fea e insegura y pareciera que entramos a una ciudad olvidada y muy distinta.
La idea de la jefa de gobierno es correcta; no debería existir este contraste, por lo que es urgente revitalizar la zona norte, mejorar el mobiliario y los servicios urbanos, así como la calidad de vida de los habitantes.
En este orden de ideas, un grupo de ingenieros, historiadores, urbanistas y arquitectos hemos presentado el proyecto Camino de Juan Diego, para revitalizar el entorno de la Villa de Guadalupe, que va en total sintonía con la propuesta del Plan de Gobierno.
La Villa de Guadalupe es el centro religioso más visitado del mundo. En santuarios marianos como el de Fátima y Lourdes, o musulmanes como La Meca o la Tumba del Imán Reza, las ciudades que los albergan mueven su economía a partir del turismo religioso. Esto no sucede en la Villa de Guadalupe; por el contrario, el entorno urbano a la basílica está muy deteriorado, con presencia de prostitución, narcomenudeo y ambulantaje que generan un ambiente inseguro y hostil para los vecinos, turistas y peregrinos.
La idea central del proyecto consiste en una serie de acciones de transformación del entorno y la imagen urbana para el aprovechamiento del enorme potencial turístico-religioso de la Villa de Guadalupe. Se busca que el turista nacional o extranjero, si lo desea, pueda pernoctar en zonas aledañas a la Villa de Guadalupe; que haya corredores que le permitan caminar o trasladarse con seguridad desde el Centro Histórico o Tlatelolco hasta la Villa de Guadalupe, siguiendo los pasos de Juan Diego.
Asimismo, que el turista, además de una correcta señalización y de un ambiente seguro y atractivo, pueda encontrar hoteles dignos, hostales, casas de peregrino, restaurantes, comercios, áreas de descanso, sanitarios y acceso a sistemas de movilidad eficientes y seguros.
El correcto aprovechamiento del turismo religioso de la Villa de Guadalupe puede convertirse en uno de los detonantes socioeconómicos sustentables más importantes para la Ciudad de México, incorporando a miles de vecinos de la zona a actividades comerciales, turísticas y a empleos seguros y bien pagados.
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