Ofrecí la semana pasada que este artículo lo dedicaría a hacer propuestas para salvar a este importante activo que fue construido por la extinta empresa Sosa Texcoco para la recuperación de sales de sodio y que hoy, se encuentra en riesgo de ser invadido y destruido.
El gran evaporador solar con canales en espiral tiene una superficie de 900 hectáreas y un diámetro de casi 3.5 kilómetros; lo podemos ver cuando despegamos o aterrizamos en el aeropuerto de la ciudad. Pero lo realmente importante es que El Caracol se ha convertido en un emblema de lo que fuera el Lago de Texcoco y posteriormente de la Zona Federal del Lago de Texcoco (ZFLT).
Los antiguos pobladores del Valle de México ya conocían que en la parte oriente del gran Lago de Texcoco, las aguas contenían alta concentración de sales y explotaban salinas mucho antes de la llegada de los españoles. También lograron una alta producción de espirulina que incorporaron a su dieta habitual; una especie de alga que se formaba en la superficie del agua salina y que denominaron tecuitlatl que significa “producto de piedra”. Lo llamaron así porque lo asociaban a la extracción de sales minerales. Hoy sabemos que la espirulina no es un alga, sino una cianobacteria con alto contenido de proteínas y vitaminas.
He denunciado que la SCT, la Conagua y el Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México (GACM) este último, responsable de la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional (NAICM), han dejado fuera de los terrenos del NAICM a El Caracol, a expensas de invasores, funcionarios corruptos y desarrolladores inmobiliarios interesados solo en los grandes negocios a costa de lo que sea.
Por esa razón, nos hemos decidido iniciar una cruzada para salvar a El Caracol y todos los terrenos federales circundantes al NAICM porque, además de ser terrenos propiedad de la Nación, de concretarse la construcción del NAICM, es necesario que exista una zona circundante de amortiguamiento urbano y de vocación ecológica, para que no suceda lo que se repite en todo el país: que los aeropuertos en pocos años quedan rodeados de viviendas con los riesgos que ello implica.
La propuesta concreta consiste en convertir a El Caracol en una gigantesca planta de generación de energía solar fotovoltaica. Sería la planta solar más grande e importante del país y de las mayores del mundo. Si El Caracol era un gran evaporador solar gracias a las condiciones de radiación de la zona, perfectamente cubre las condiciones que requieren los paneles solares para generar energía eléctrica.
Las plantas solares modernas requieren 1.2 hectáreas de terreno para poder instalar 1 Mega Watt (MW) de potencia a base de paneles solares. Quiere decir que contamos con una superficie suficiente para construir una planta solar de 750 MW.
Sólo para dar una idea de la capacidad que tendría esta planta, dos de las termoeléctricas que abastecen a la Zona Metropolitana de la Ciudad de México son: La Central Jorge Luque de 130 MW de potencia y La Central Termoeléctrica del Valle de México de 615 MW. Quiere decir que una planta solar en El Caracol, podría sustituir a las dos viejas y contaminantes termoeléctricas del Valle de México.
Ya es tiempo que la Secretaría de Energía y la CFE den pasos concretos hacia las energías renovables; hasta ahora, solo operan proyectos de termoeléctricas a base de gas natural, diésel y combustóleo y una planta solar en El Caracol, sería la gran oportunidad para que México se convierta en un actor real en el uso de energías renovables y en el combate al Cambio Climático. Los terrenos de El Caracol pertenecen a la Nación, están dentro de la ZFLT y por lo tanto, el gobierno Federal puede hacer uso de ellos mediante concesión para una planta solar a cargo de la CFE.
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@JL_Luege
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