La semana pasada, el Instituto Nacional Electoral (INE) dio a conocer que una persona registrada como auxiliar para la obtención de firmas a favor de Jaime Rodríguez El Bronco había llegado a 5 mil 571 en tan 23 días, siendo un número infinitamente superior al de cualquier auxiliar de los demás candidatos independientes a la Presidencia de la República.
El INE, al revisar el desarrollo normal de la aplicación que se diseñó para la recitación de las firmas, concluyó que resultaba materialmente imposible que una sola persona pudiera llegar a 242 firmas por día. Encontraron que la auxiliar de El Bronco tenía registrados 60 teléfonos celulares desde los cuales —se supone— realiza las operaciones.
Este hecho ha dejado al descubierto la defraudación de un proceso que parecía transparente y seguro por parte, al menos, de un candidato independiente. Es una vergüenza nacional que no haya un sistema que no acabe siendo vulnerado por la corrupción.
Las autoridades del INE y concretamente del Registro Federal de Electores (RFE) están obligadas a realizar una investigación exhaustiva de este caso y de comprobarse la anomalía, se deberá proceder a la cancelación de las solicitudes de los aspirantes involucrados.
El problema puede ser mucho mayor ya que el RFE cuenta con bases digitales de imágenes de las credenciales para votar de todo el país y si se diera el caso en el que el equipo de El Bronco o de cualquier otro aspirante haya tenido acceso a ellas, la responsabilidad directa sería del propio RFE, que es la institución responsable de proteger y vigilar esta información.
El número de firmas que requieren los candidatos independientes a la Presidencia de la República es a todas luces desproporcionado. A diferencia de quienes aspiramos a ser candidatos sin partido a la jefatura de Gobierno, donde la ley exige la presentación de 1% de los electores en la Lista Nominal (LN), para la Presidencia se pide el 1% integrado de todas las entidades federativas, que asciende a 866 mil firmas. Para que un partido político mantenga su registro, le basta demostrar que el número de aliados es superior al 0.26% de ciudadanos en dicha lista, que equivale a 230 mil miembros registrados.
Esto quiere decir que la ley exige casi cuatro veces más firmas a un aspirante independiente a la Presidencia de la República, que el número de militantes para que un partido político mantenga su registro; algo fuera de toda lógica.
Pero a pesar de esta condición exagerada en el número de firmas, no puede justificarse ningún tipo de violación a la transparencia del proceso.
Lo que acabamos de conocer por parte del equipo de El Bronco es simplemente inaudito.
Los candidatos independientes a distintos cargos de elección popular estamos en la búsqueda de apoyo ciudadano a través de la recaudación de firmas electrónicas en la aplicación digital diseñada por el Instituto Nacional Electoral y adaptada en la CDMX por el Instituto Electoral local.
Quienes aspiramos a una candidatura por la vía independiente, hemos señalado las dificultades que se están presentando tanto en la captación de imágenes de la credencial para votar, la complejidad del proceso de la firma y la tardanza por parte del INE para la validación de las mismas. La semana pasada el INE efectuó algunos cambios a la plataforma que ya estamos probando. Los auxiliares de todos los candidatos independientes a nivel local y federal deberán actualizar sus aplicaciones en sus dispositivos y probar si las reformas mejoran el sistema.
Sin embargo, este tipo de violaciones en el proceso han dañado la credibilidad de todo el sistema. La consecución de las firmas para los candidatos independientes se pude convertir en una carrera de trampas, con estructuras muy costosas, de manera que al final podrá llegar a la meta quien tanga más recursos y utilice acciones ilegales.
Propongo que la aplicación sea pública y que cualquier ciudadano que quiera firmar por algún independiente lo haga libremente sin necesidad de un auxiliar. Esto, además de facilitar la operación, impediría la manipulación fraudulenta de algún candidato y la intervención de autoridades corruptas.
Finalmente, las candidaturas independientes son un derecho ganado por los propios ciudadanos. La firma, por lo tanto, es un especie de “elección primaria” donde los ciudadanos libremente pueden decidir si quieren que un candidato aparezca en la boleta electoral además de los registrados por los partidos políticos.
Lo que propongo es que cualquier ciudadano pueda firmar por el candidato o candidata independientes de su preferencia directamente en una aplicación pública. Sólo así será un proceso realmente abierto a la ciudadanía.
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