Un paso más en la regresión

La Cuarta Regresión tiene prisa por volver a tiempos oscuros de México. Con rapidez y torpeza se ha procesado la herencia lopezobradorista del Plan C. Conforme avanza el tema de la reforma judicial, pero se ponen las cosas. Primero fueron los errores que tenía la iniciativa y no vieron los legisladores, porque no la leyeron. La costumbre es no cambiar ni una coma, así se aprueban las nuevas leyes en este país.

Un nuevo intento se produjo de manera inesperada, fuera del Plan C, con la idea de reformar al Infonvit. Entre las ideas geniales, está retornar a un instituto constructor mediante la creación de un organismo dependiente de él. Con ello se volvería, por caminos torcidos, a la idea original del Instituto.

Fue Luis Echeverría Álvarez quien promovió la fundación del Infonavit con la idea de dar un cauce efectivo a la disposición constitucional que obligaba a los patrones a proveer de vivienda a sus trabajadores. En la práctica, pocos empresarios cumplían con esa disposición porque no era factible debido al tamaño de las empresas.

Se creó un organismo tripartita del gobierno, los trabajadores y los empresarios. Los empresarios aportaban los recursos en función del salario de los trabajadores y con ello se creaba un fondo que serviría para construir vivienda. Luego, los trabajadores buscarían adquirir las viviendas del Instituto. Sin embargo, quienes tenían el control eran los sindicatos, particularmente la CTM, lo cual propició esquemas de corrupción. Otra opción, era tener palancas.

Aparte de la dificultad de obtener un crédito, para construir suficientes viviendas se requería de terrenos amplios para crear unidades adecuadas y resultaba difícil conseguirlas en zonas cercanas a los centros de trabajo, por lo que en muchos casos los beneficiarios no ocupaban esas habitaciones y quedaban abandonadas. En otros casos, los trabajadores renunciaban a su empresa para mudarse cerca de su nueva casa.

Fue hasta que se desechó la idea de que el Infonavit fuera constructor cuando se mejoró el proceso, aunque también se generó una nueva línea de corrupción por parte de algunos desarrolladores de vivienda. Y, finalmente, terminó por convertirse en una institución financiera que ha operado con mayor efectividad y flexibilidad.

Hasta ahora, los derechohabientes del Infonavit tienen muchas opciones para obtener los créditos, se pueden conjuntar los recursos de varios de ellos y con ello adquirir libremente una vivienda que se ajuste a sus necesidades. De acuerdo con informaciones otorgadas por beneficiarios, ahora existe un sistema cibernético para realizar las solicitudes y si se reúne el perfil, rápidamente se obtiene el crédito solicitado o ajustado a la capacidad de paga. Eso ha permitido superar la corrupción.

Quizá el Infonavit podría ser un ejemplo de cómo una institución creada con buena intención, mal operada y presa de la corrupción, no necesitaba ser destruida para encauzarla y lograr que cumpliera con la razón para la cual fue creada.

Pero como ahora sí funciona, se trata de destruir al Instituto, retrocediendo al pasado y generando un mecanismo de construcción de vivienda que, quizá, vuelva a las malas prácticas del pasado.

Cuando el Instituto funcionaba mal, se debía a que aunque era tripartita, en realidad operaba de acuerdo con los deseos del gobierno, ya que el sector obrero era una de las “patas” del trípode que sostenía a todo el sistema. Los empresarios eran acompañamiento y aunque trataban de que funcionara bien, el control lo tenía la autoridad. Pero ahora se pretende modificar el control, aumentando los votos del sector público de tal forma, que aunque se unieran patrones y trabajadores no pueden superar los votos del gobierno. 

¿Y para qué quiere la 4T hacer estas transformaciones? Pues resulta parte de esta reforma consiste en que el Gobierno podrá disponer discrecionalmente de los recursos del Instituto sin necesidad de justificar su decisión. Eso hace sospechar que ante las presiones financieras que tiene para sostener los programas sociales, concluir y hacer nuevas megaobras, poner a caminar más trenes, y que seguramente se incrementarán con el paso del tiempo, no es remoto que tome los recursos de los trabajadores como lo hizo la administración de cuantos fideicomisos pudo y podrá hacer en adelante.

Y aunque la reforma ya parecía transitar tranquilamente, ciertos incidentes al interior de Morena provocaron que Ricardo Monreal detuviera de última hora la aprobación de una iniciativa que esta vez reconoció que no había leído. Y, del mismo modo, antes las oposiciones a esa reforma, principalmente por parte del sector obrero, ha decidido realizar un parlamento abierto el año próximo. Mientras tanto, algo estará negociando después del encontronazo con Augusto López, líder de los senadores.

¿Habrá reversa en la aprobación de una iniciativa propuesta por Claudia Sheinbaum? Probablemente no, pero mientras tanto…

* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com

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