Como dice el dicho popular, donde uno menos espera, salta la liebre. Esto es lo que está pasando con la inesperada irrupción de Xóchitl Gálvez entre los nombres de los posibles candidatos de la oposición a la Presidencia de la República en las elecciones del 2024. Ignoro quién y cómo fue que su nombre pasó de ser posible candidata al Gobierno de la Ciudad de México y fue propuesta para “la grande”, pero ella, echada para adelante como es, ha aceptado el reto.
Sin duda que su inesperada nominación se la debe al propio presidente López Obrador, quien temeroso del verbo de la senadora Gálvez, le negó el derecho de réplica a los señalamientos que el mandatario le ha hecho en la mañanera. Ante la primera negativa, Xóchitl acudió al amparo, que le fue concedido. A pesar de eso, nuevamente las puertas de Palacio Nacional permanecieron cerradas para ella, en uno más de los desacatos a los que está acostumbrado el Ejecutivo. Con esta acción, sin duda se elevó la popularidad de quien hoy aparece como posible opción para sucederlo.
La nueva opción ha registrado simpatías y sin duda cuenta con condiciones para ser aceptada por la alianza Vamos México, ya que aunque ha participado en las elecciones bajo la bandera del PAN, lo hace como independiente, por lo que reuniría las características de una candidatura ciudadana, como lo demandan muchas agrupaciones sociales. A la vez, cuenta con experiencia administrativa y política, pues fue titular de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas durante el gobierno del presidente Fox, delegada en la Miguel Hidalgo y candidata al Gobierno de Hidalgo, donde fue apoyada por una coalición de partidos y obtuvo el 47 de los votos, y ahora es senadora de la República.
La primera y única vez que vi a Xóchitl Gálvez fue en un evento empresarial donde presentó la trayectoria y la filosofía de su empresa y dejó impresionados a los asistentes, no sólo por su éxito último como creadora de una empresa de vanguardia, sino por ser una mujer de procedencia indígena, si mal no recuerdo del Valle del Mezquital. Fue víctima de los abusos a los que suele someterse a las mujeres de su condición, pero como buena “aspiracionista”, superó la adversidad, estudió ingeniería y ha llegado hasta donde ahora se encuentra. Sin duda es una mujer ejemplar.
Si como se dice, Claudia Sheinbaum es la favorita de las corcholatas del Presidente, ya me imagino un debate entre estas dos féminas y la aplastada que le daría Xóchitl, a la doctora en Ciencias que se destacó más por ser grilla en la Faculta de Ciencias de la UNAM, junto con revolucionarios como Martí Batres, quien hoy ocupa su lugar en el Gobierno de la Ciudad de México.
Por otra parte, si Xóchitl Gálvez fuera candidata, cuenta con la capacidad de comunicarse con facilidad con todos los estratos sociales sin problema alguno, los empresariales y profesionales, como al pueblo y los indígenas de los que procede. Esto último no es fácil para todos, pues como se dice, hay quienes no pueden ir más allá de donde termina el asfalto. Ignoro si esta sea una cualidad de quien se dice que es de procedencia rusa y nacionalizada mexicana por sus padres migrantes.
Como quiera que sea, será interesante saber qué piensan las agrupaciones sociales sobre un personaje como ella, ante la ausencia de otros liderazgos sociales con las competencias necesarias para aspirar a la Presidencia. Del mismo modo, los partidos tienen la oportunidad de ponerse de acuerdo con una política que ha sabido formar alianzas incluso con el PT y Convergencia.
Podría ser el As bajo la manga.
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