También hay buenas noticias

El auxilio no se limita al orden material o humano, sino que culmina con los numerosos bautizos de los niños salvados, de los cuales Jorge Serrano también da noticia con regocijo.


 Mujer


Las malas noticias, dice el periodismo amarillo, son buenas noticias. Y es que, sin duda, las malas noticias afectan la estabilidad humana o social, por ello atraen, más allá del morbo, porque ellas nos ponen alerta y deben alertarnos para enfrentar la vida. Sin embargo, aunque con menos ruido, las buenas noticias son importantes, pero a veces pasan desapercibidas o son atropelladas por la urgencia de conocer las primeras o comentarlas. Hoy quiero hacer referencia a dos noticias positivas sobre las que desde hace tiempo quería comentar, pero que pasan los días y los meses, se relegan y hasta corren el riego de pasar al olvido.

Con cierta regularidad recibo mensajes de Jorge Serrano, expresidente de Pro Vida y actualmente al frente del Centro de Ayuda a la Mujer, dando a conocer el salvamento de vidas humanas que estaban en peligro de ser abortadas por mujeres que, por diversas causas, desde la ignorancia hasta el respeto humano, habían sido inducidas a dar muerte de sus hijos. Lo notifica con alegría y ya son cientos o miles las vidas que ha salvado, no sólo en México, sino también en otros países.

El Centro de Ayuda a la mujer realiza una ardua labor desde hora temprana, haciendo guardia frente a las clínicas del Gobierno de la Ciudad de México, que desde que Rosario Robles impulsara el aborto en la capital del país, ofrecen gratuitamente la ejecución de la pena de muerte, sin sentencia, a las mujeres que lo piden. Hombres y mujeres, la mayoría jóvenes, van de madrugada y ofrecen a quienes hacen fila en espera de la ejecución de su hijo, la oportunidad de oírlo y “verlo” a través del ultrasonido. Un primer encuentro entre madre e hijo que no deja de conmover a muchas mujeres que, finalmente, deciden no abortar.

Pero el Centro de Ayuda a la Mujer, no sólo permite revelar el hijo a la madre, sino que ofrece diversas formas de apoyo a ésta para que pueda seguir adelante con su embarazo. El auxilio no se limita al orden material o humano, sino que culmina con los numerosos bautizos de los niños salvados, de los cuales Jorge Serrano también da noticia con regocijo.

Pues bien, el Centro de Ayuda a la Mujer acaba de cumplir 30 años de vida con un modesto festejo intramuros, con un silencio discreto; pero con grandes logros en su haber. Si salvar una vida convierte a muchos en héroes, cuánto más vale salvar muchas de los más débiles, de quienes no tienen voz y muchas veces no hay quien cuide de ellos. Cada vida salvada ha sido una gran noticia, y lograr 30 años de auténtico salvavidas, hace del CAM una gran institución.

Ésa es la primera noticia. La segunda –aunque más vieja, pero quizá menos conocida- es que tras catorce años de hostigamiento judicial, de persecución como no se hace con los criminales y un sinfín de calumnias en los medios de comunicación, Jorge Serrano fue exonerado del supuesto delito de desvío de recursos públicos, cuyo destino fue, precisamente, el equipamiento del CAM para que las futuras madres pudieran ver que llevaban en su vientre una vida humana, y no un amasijo de células, como luego les dicen a quienes en crisis por un embarazo inesperado, las empujan a cometer un crimen abominable, del cual, tarde o temprano, se arrepienten con grave daño para su salud psicológica y su personalidad.

Jorge Serrano, durante el proceso que se le abrió, perdió sus bienes, pues fueron embargados por las autoridades para garantizar el supuesto desvío de 12 millones de pesos. Y aunque siguió su proceso en libertad, tuvo que acudir periódicamente a firmar en el juzgado, para demostrar que no se había dado a la fuga.

Fueron las feministas y promotoras del aborto quienes reciben muchos millones de pesos para su labor, quienes originalmente acusaron a Serrano ante las autoridades, quienes, desde tiempo del presidente Fox, de un gobierno supuestamente a favor de la vida, funcionarios cómplices de las feministas se las arreglaron para deformar la realidad y buscar, a toda costa, el castigo de quien, como ha quedado demostrado, era inocente.

También fueron ellos quienes periódicamente filtraban datos a los medios para exhibir “el bárbaro crimen” de Jorge Serrano, y en no pocos de ellos se daba vuelo a la acusación y se difamaba con singular alegría al “Señor de las Tangas” como fue bautizado, por dar apoyo de vestimenta a las futuras madres. Pero de la exoneración, ni una palabra. Silencio total. Calumnia, que algo queda.

Ciertamente no hubo justicia pronta y expedita, pero al final, la verdad brilló y se impuso. Fue necesario desmontar una a una las acusaciones, mientras periódicamente surgían nubarrones que generaban inestabilidad y temor a la familia. Pero ésta se mantuvo unida y fuerte, y hoy es triunfante.

Finalmente, también hay buenas noticias.

 

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* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com

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