De ser cierto que AMLO no tiene confianza al resto de los ministros, también está humillando al presidente Lelo de la Rea, pues en él sí encuentra la persona que le sería obsecuente con sus deseos.
Ha corrido mucha tinta por la pretensión de ampliar el periodo con el que el presidente de la Corte, Arturo Zaldívar Lelo de la Rea, puede estar al frente de la misma, cuando la Constitución señala específicamente el plazo para ocupar el cargo y la no reelección en el mismo. Otro tanto se planteó con la ampliación de los integrantes del Consejo de la Judicatura.
Aunque la propuesta del artículo transitorio fue propuesta de un integrante del Partido Verde, los hechos han demostrado que él, simplemente, operó un propósito del presidente de la República y que fue seguido fielmente por sus seguidores de Morena y partidos aliados. Ocurrió también, que supuestamente por ignorancia de lo que se agregó a última hora, algunos legisladores de la oposición también avalaron el artículo, aunque luego se arrepintieron y denunciaron un golpe bajo.
Al parecer, no hubo mayor argumentación en el recinto parlamentario, del porqué del añadido. Sin embargo, el presidente Andrés Manuel López Obrador, que ha aplaudido la reforma (sabe que es de su factura), se ha encargado de dar una explicación que, sin duda, es una ofensa y humillación al resto de los ministros de la Suprema Corte, y, por tanto, a la misma como cuerpo colegiado. El presidente afirma que el Ministro Lelo de la Rea es el único, sí, el único, que es capaz de llevar adelante la reforma de la Corte.
Según el primer mandatario, Lelo de la Rea es el non plus ultra de la honestidad y tiene todas las capacidades de conducción de una reforma que, sin duda, fue propuesta por la misma Corte. Por lo tanto, se entiende que los otros ministros no son honestos –lo cual ha insinuado varias veces– o no son competentes. Esto es humillante y sorprende el silencio de quienes así son considerados. No basta con que el Consejo de la Judicatura, que preside el mismo Lelo de la Rea, haya emitido un boletín de prensa indicando que ellos no fueron los autores de la propuesta, cuando bien podían haber aclarado que la misma es violatoria de la Constitución y que el procedimiento con que se hizo rebasa la competencia del Senado y de la Cámara de Diputados.
El bofetón a los demás integrantes de la Corte no es exclusivo para los que ocupaban un cargo antes de la llegada de la actual administración, sino para quienes han sido designados en este gobierno con el beneplácito del presidente. También quienes han sido beneficiados por la actual administración y los legisladores que la obedecen, parecerían carecer de la honestidad o competencia para llevar adelante la reforma. Y ellos también guardan silencio.
Ah, pero además de la sospecha de que no pudieran cumplir la tarea por deshonestos o incompetentes, hay un tercer elemento por el cual pueden ser descartados: no les tienen confianza. Teme, quizá, que no sean sumisos a sus intenciones no expresadas pero que de un modo u otro se manifiestan, pues de aprobarse la ley, la Suprema Corte en su conjunto, tendría que aplicarla, dando muestra de que quienes se encargan de juzgar las leyes, son los primeros en acatarlas.
De ser cierto que no tiene confianza al resto de los ministros, también está humillando al presidente Lelo de la Rea, pues como han opinado muchos, en él sí encuentra la persona que le sería obsecuente con sus deseos, con lo que lo señala como el responsable de someter al Poder Judicial, al Ejecutivo, eliminando su independencia y el equilibro, ya mermado por el sometimiento del Legislativo, de los poderes, tal cual mandata, también, la Constitución. Esta situación quedó evidenciada desde la llegada de López Obrador a la presidencia.
Resulta curioso que un Ministro que fue nombrado en el pasado que tanto le molesta al presidente, cuente ahora con el favor de quien para todo lo que no es fruto de su voluntad, está mal.
Como se puede apreciar, estamos en la gestación del gobierno de un autócrata que, además, se declara por encima de la ley, aplicando su libertad y una versión de la justicia a su antojo.
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