La falta de libertad y justicia en Cuba es de todos los días, pero no se registra como noticia, por eso rápidamente se olvida lo que ahí ocurre.
Muchos y muy graves acontecimientos han ocurrido en los últimos días, tanto a nivel nacional como internacional. El cúmulo de noticias que llegan, así como los diferentes criterios con que son valoradas y presentadas, y en ocasiones silenciadas, provocan que algunos acontecimientos importantes por su significación pasen desapercibidos. Así me parece que ha ocurrido con las malas noticias de Cuba.
Como se recordará, el 11 de julio del año pasado Cuba vivió hechos sin precedentes. De manera espontánea y en diversas ciudades, numerosos cubanos salieron a las calles pidiendo libertad. El mundo se conmovió por lo que parecía ser un parteaguas en una isla que ha sufrido un gobierno totalitario desde 1959, que ha provocado muchas muertes y una emigración continua de quienes en muchos casos han arriesgado la vida para alcanzar la libertad.
Aquellos sucesos fueron ampliamente publicitados gracias a las redes sociales. Numerosas grabaciones circularon mostrando cómo se desafiaba pacíficamente a un gobierno que aprovechando que se trata de una isla donde quienes buscan nuevos horizontes difícilmente pueden escapar, ha impuesto su ley a costa de cualquier precio.
Más insólitos fueron esos sucesos cuando sabemos que mediante su sistema educativo, el gobierno instalado por el castrismo, ha lavado el cerebro de los educandos y mediante el control de la información los ha mantenido engañados. Sin embargo, a pesar de todos esos mecanismos, los hombres siempre aspiran a la libertad.
Pues bien, por ahí apareció una noticia que daba cuenta de los juicios que se aplicaron a 129 detenidos en La Habana como consecuencia de aquellas manifestaciones que fueron duramente reprimidas por paramilitares, provocando un muerto por la policía, según el reconocimiento oficial. El Tribunal Supremo de la República dio a conocer las sentencias de cárcel a 127, de “trabajo correccional sin internamiento” a otro, y absuelto a uno.
El total de años de cárcel impuestos a los sentenciados es de mil 916, con penas individuales que van de entre 6 y 30 años de prisión. A quien no estará internado para recibe trabajo correccional se la aplicaron 4 años de castigo.
Las imágenes que pudieron salir de Cuba mostraban claramente cómo ante manifestantes pacíficos que también reclamaban la satisfacción de necesidades básicas, aparecieron fuerzas vestidas de civiles, pero perfectamente entrenadas y con armas y garrotes para enfrentarse a hombres y mujeres de todas las edades. Entre los sentenciados se encuentran siete jóvenes de 16 y 17 años.
Esta noticia no ha provocado reacciones de condena ni protestas en el mundo libre. Bien sabemos que se trata de castigos que buscan ser ejemplares para que la población inconforme no se atreva, nuevamente, a salir a las calles y protestar por el injusto régimen en que viven y que está empeñado, como se decía en los carteles propagandísticos que había en las calles, que siga imponiendo su yugo un “partido inmortal”.
La falta de libertad y justicia en Cuba es de todos los días, pero no se registra como noticia, por eso rápidamente se olvida lo que ahí ocurre, aunque no se manifieste en las calles como aquel 11 de julio que parecía ser de esperanza, pero que el presidente Miguel Díaz-Canel mandó reprimir con todas las fuerzas fieles al régimen, poco tiempo antes de ser invitado de honor del presidente Andrés Manuel López Obrador con motivo de los festejos de la Independencia de México.
Esos son los héroes que inspiran al que se dice transformador de México. Eso es algo que no debe ser olvidado.
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