El Gobierno no ha logrado generar buenas expectativas.
En un panel realizado en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, distinguidos politólogos y un político de la 4T analizaron, por no decir debatieron, lo que hemos vivido en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Se suponía ser un encuentro en el contexto de gente letrada que acude a la FIL para ilustrarse en los distintos foros y adquirir novedades editoriales o, quizá, obras importantes que están fuera del radar. Sin embargo, el escenario fue de polarización, de porras y gritos, generalmente proferidos por los partidarios del actual gobierno.
En la mesa donde hablaron los ponentes, hubo de todo. Jesús Silva-Herzog Márquez, por ejemplo, fue contundente al descalificar el supuesto proyecto político que pretende “refundar” al país, al señalar que carece de identidad, y que se funda en la megalomanía de quien se pretende ubicar al lado de Hidalgo, Juárez y Carranza, afirmando que lo que resulta es el ridículo. No estamos ante el cuarto nacimiento de México. Eso entre otras expresiones de contundente descalificación, como que ante la gran responsabilidad que tiene por lo que ha ofrecido, no lo ve a la altura de la misma. Silva-Herzog lamentó la carencia de referentes opositores.
Por su parte, Gabriel Guerra señaló que en la integración del equipo y las propuestas, se puede encontrar diversidad de los participantes tanto en ideología, preparación y trayectoria, así como disparidad, con lo cual no se puede ubicar con contundencia al actual gobierno como transitando uniformemente hace el intento de hacer en México un cambio de régimen y no sólo de gobierno. AMLO está cumpliendo lo que ofreció, pero en su acción se está produciendo una polarización de los extremos, sin que el Presidente u otras instancias puedan recuperar el centro.
Interesante fue la ponencia de Ricardo Raphael, quien afirmó que no es el Presidente Andrés Manuel López Obrador el autor de la 4T, sino que es ésta, la que dio origen a AMLO. Para él, fue la desesperación del pueblo de México, frente a los excesos y fracasos de la alternancia para combatir la desigualdad, la privatización de lo público y la publicitación de lo privado, la ausencia de la paz y la violencia que domina el 40 por ciento del territorio nacional, lo que llevó al pueblo a votar de forma contundente por el cambio, en una democracia que debe tener adjetivos. Sin embargo, todos esos anhelos no se han visto colmados por el momento, pues lejos de dar participación al pueblo y a otros, temeroso del fracaso ha asumido la conducción del proyecto, desoyendo otras voces, en un país que ya es inevitablemente plural. Sin embargo, hoy por hoy, la oposición no ha podido articularse después de la derrota para generar los contrapesos de la pluralidad.
Blanca Heredia señaló que en los actuales momentos de la política nacional, resulta difícil lograr acuerdos en el diálogo, pues el lenguaje está deteriorado y ya no se sabe si se habla de lo mismo. Lo cierto, es que el actual gobierno está destruyendo la arquitectura de las instituciones estatales, pero no ve que, a cambio, se construya una nueva. Y ante la quiebra moral de Peña Nieto, López Obrador se convirtió en un tejedor de historias que las convierte en realidades. No dejó de señalar que otorga el beneficio de la duda, pues el nuevo gobierno merece una oportunidad.
La apología de la actual administración estuvo a cargo de Mario Delgado, quien entre porras de quienes lo ven como el futuro jefe de gobierno, habló de que la 4T es una revolución pacífica realizada por el pueblo de México, que decidió el cambio por la vía legal. Aunque, reconoció, el reto es que se materialice el deseo de cambio. Para ello, dijo que el Presidente actúa de forma valiente y arrojada para cambiar el régimen político. Para quienes afirman que es autoritario, señaló que ha hecho cambios constitucionales para acotarse, eliminando el fuero, promoviendo la revocación de mandato y eliminando la condonación de impuestos. “Nunca más el Presidente imperial”, afirmó. Otros de los cambios que ha hecho en el sistema, es la declaratoria de la corrupción como delito grave, la fiscalía autónoma, el cambio de modelo económico introduciendo la disciplina presupuestal, la reorientación del gasto, el no aumento de impuestos y la supresión de los gasolinazos. Pero queda pendiente el crecimiento económico y la seguridad pública. Finalmente afirmó que el Gobierno no ha logrado generar buenas expectativas.
En fin, distintas percepciones, pero, a fin de cuentas, los expositores coincidieron que independientemente de las buenas intenciones, por el momento no hay resultados, o no los hay en la magnitud de lo esperado y ofrecido. Lo que prevalece es la incertidumbre. Ante ello, resulta conveniente recordar que de buenas intenciones está tapizado el infierno.
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