A toda prisa, los diputados de Morena aprobaron reformas legales que, entre otras cosas, se encuentra una que da muerte al INSABI. Ellos lo crearon y ellos lo mataron. Pasará a la historia como un ejemplo de mala planeación, un mal diseño, una mala operación y, en consecuencia, un fracaso.
El INSABI fue uno de los grandes proyectos de Andrés Manuel López Obrador, aunque no fue él quien firmó la iniciativa de ley con la que se dio muerte al Seguro Popular, que a pesar de sus deficiencias, se había ido convirtiendo en una opción de salud para millones de personas que carecen de acceso a servicios médicos institucionales. Pero, según la transformación en marcha, era producto del neoliberalismo y como todo lo que representaba al terrible pasado, había que acabar con él.
Esa ha sido la línea de acción transformadora del gobierno actual: destruir, destruir, destruir. Las instituciones son necesarias para la operación gubernamental. Cada una de ellas tiene una función específica. Como toda obra humana, son imperfectas, independientemente de los buenos fines con las que son concebidas. Puede haber imperfecciones de diseño o de operación. Incluso pueden fallar por corrupción. Pero si sus fines y sus servicios son necesarios y legítimo, lo procedente es corregirlos y perfeccionarlos, no destruirlos.
Hay quienes piensan que para poder construir hay que destruir. Tal parece que esa es la consigna vigente. Sin embargo, no siempre ése es el resultado. El INSABI resultó peor que el Seguro Popular y forma parte del fracaso de los servicios de salud durante este sexenio. No sólo fue el INSABI, fue el desabasto de las medicinas, cuando se concentró la compra para evitar la corrupción, y el resultado fue peor. Las mujeres y los niños con cáncer crecieron de medicamentos y tratamiento adecuado. Más de 700 mil muertos son el resultado del Covid 19.
Sin embargo, la promesa es la construcción de un servicio médico como el Dinamarca. ¡No!, mejor que el de Dinamarca. ¿Será que primero hay que empeorar lo que existe, para que cualquier cosa que venga después parezca que es mejor?
No es el único caso. Había un gran proyecto aeroportuario en Texcoco. Un mega proyecto que hubiera convertido a nuestro país es el centro de una red de comunicación aérea internacional. Había que destruirlo para construir uno pequeñito, lujoso pero también inoperable para el propósito inicial. Tiene pocos vuelos, pocos pasajeros y en el intento de hacerlo funcional se ha tenido que armar toda una red de comunicación para “acercarlo” a la Capital del país. Este mini aeropuerto no mejora el sistema aéreo del país, pero se dejó deteriorar el Aeropuerto Internacional Benito Juárez, quizá para que hiciera contraste.
En el proceso de reforma administrativa que se aprobó fast track contribuye al deterioro institucional, se desaparece el INAPAM, a pesar de que se supone que los adultos mayores son un grupo poblacional preferente de la política social de la Cuarta Transformación, pero con transferencias de dinero, pero no con atención integral en una etapa de la vida que requiere una espacial atención a su salud. El INAPAM buscaba dar apoyos de diferente tipo, no meramente económico.
Otro éxito(?) de la función gubernativa que se implementó en Palacio Nacional y ahora ha sido enviado al bote de la basura, es la Coordinación de Memoria Histórica, figura creada para la señora Beatriz Gutiérrez de López, la esposa del Presidente, que juega a ser historiadoras y que ha inspirado las batallas reivindicadoras del Primer Mandatario y lo llevaron a buscar que España y el Vaticano le pidieran perdón a México por la Conquista y el Virreinato.
Y aunque no fue creado en ese sexenio, ahora el principal blanco a quien dirige sus ataques el Presidente –después de haber fracaso en el intento de dominar el INE- es el INAI. Esto no es extraño, pues desde que fue Jefe de Gobierno, López Obrador ha huido de la transparencia y buscado la opacidad del ejercicio de los recursos a su cargo. No hay que olvidar que ocultó los gastos de los pisos elevados. Lo mismo ha hecho en sus proyectos insignia de la actual administración. Si algo brilla por su ausencia, es la transparencia. Por ello no permite el acceso a la información y la oculta como “secreto de Estado”. Este es un tema vinculado al combate a la corrupción, que fue su bandera de campaña y respecto de lo cual no se ve nada claro, baste recordar la protección a Ignacio Ovalle en el caso SEGALMEX.
En fin, primero vetó los nombramientos que el Senado había hecho de los consejeros del INAI, luego dio consigna, a través del Secretario de Gobernación, para que los senadores no nombrara a nuevos consejeros, y en una fina de que al menos se nombraría uno para que el organismo pudiera operar, a última hora los senadores traicionaron el acuerdo, y rechazaron nombrarlo. Ciertamente que de haberlo hecho hubiera sido inútil, pue el presidente ya se declaró abiertamente en contra del INAI y a favor de su desaparición.
Estos son algunos rasgos del retrato de la 4T.
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