Parece ser que la nueva izquierda tiene especial interés en controlar el tema de Derechos Humanos. Y es que ahí se está dando una batalla trascendental en torno a la concepción de los mismos.
La elección de Rosario Piedra Ibarra como “ombusperson” a nivel nacional se produjo en medio de irregularidades que culminaron con un fraude en la votación por parte de Morena y sus aliados. Sobraron los votos para que se pudiera ajustar el porcentaje de votación calificada que era necesaria para que fuera calificada. Pese a ello, que se hizo evidente a nivel nacional, la favorecida por el presidente de la República hoy despacha en la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.
Pues por si eso no hubiera sido suficiente, ahora fue en Michoacán donde el Congreso local recurrió a la misma práctica, el fraude en una votación, para intentar elegir al titular de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos. Esto ocurrió en la segunda votación, después de que durante la primera no fue posible obtener la mayoría calificada que también se establece en la legislación del Estado. De 40 votos posibles con todos los legisladores presentes, el resultado fue de 44 votos. Una vez más, la candidata era de Morena.
Como puede apreciarse, los “demócratas” morenistas no tienen rubor alguno para burlarse de la democracia. Si no fuera porque un grupo de ciudadanos pudo colarse a la sesión del Congreso en domingo, antes de que cerraran la puerta para impedir que hubiera testigos de cómo ocurrían las cosas y grabaran el sainete que se produjo, seguramente habría nuevo presidente de la Comisión Estatal de Derechos Humanos en Michoacán.
En el proceso de elección ensuciado por este fraude electoral, no está permitida una tercera votación, pues eso la haría ilegal, y como quiera que fuera, la tribuna coreó pidiendo que, como se establece en la Ley, se integre una nueva terna para de entre sus integrantes elegir al presidente. Por lo pronto se declaró un receso y hasta el momento de escribir este artículo, no se ha reanudado la sesión, ni repuesto el proceso.
Además de que estas votaciones son una burla para la democracia y una vergüenza para los órganos legislativos que se valen de ellas para imponer la voluntad de un grupo, cosa que no ocurría en el pasado, pues el PRI no requería de esos procedimientos, pues contaba con la aplanadora, así que los fraudes son parte de la 4T. ¿Cómo la ven?
Por otra parte, además de que la democracia, es decir la participación política, es uno de los derechos humanos reconocidos universalmente, parece ser que la nueva izquierda tiene especial interés en controlar el tema de Derechos Humanos. Y es que ahí se está dando una batalla trascendental en torno a la concepción de los mismos. Se trata de una lucha de concepciones antropológicas y de definiciones ideológicas.
La izquierda ha comprado y difundido a nivel mundial, una versión marxista sobre la concepción que se tiene del ser humano, en donde aplica el principio de Engels de lo importante no es conocer lo que la cosas son, su naturaleza, sino cambiarlas. Pero al igual que en los regímenes totalitarios, su pretensión imponer como única su visión ideológica. Es decir, acabar con la libertad de pensamiento y, por ende, de expresión.
Todo esto a favor de culturalmente, más allá de lo que su biología, es decir, su sexo, las define no sólo morfológicamente a través de sus órganos físicos, sino también en sus genes y células. Se trata de desconocer de que biológicamente se es macho o hembra, por así decirlo, e ir en sentido contrario o en un gran imaginario de formas de lo más absurdas, al borde de la locura.
Antes, quienes no se identificaban con lo que son o pretendían ser otra cosa, iban a dar al psiquiatra o al manicomio. Ahora, en aras de una supuesta pluralidad, se admiten estos caprichos y hasta se institucionalizan en legislaciones que manifiestan que se ha perdido el rumbo.
Pero lo más grave, es que independientemente de que cada uno haga de su vida lo que quiera, mientras no afecte a otros, no se puede admitir una imposición ideológica de esta naturaleza en un país democrático, pues sería tanto como imponer el nazismo o el comunismo para todos de modo obligatorio, pero afirmando que se es plural y democrático. Para ello se construyen toda clase de falacias y se hostiga y persigue a quien piensa diferente, como debe ser.
En el fondo, se trata, también, de “elevar” a la calidad de derecho humano el aborto y la eutanasia, o de impedir que las Comisiones de Derechos Humanos impugnen normas que van contra la dignidad humana. Éste es el escenario de fondo en que se producen los fraudes legislativos, porque como ha ocurrido antes, los comunistas que luchan por ser reconocidos democráticamente, en cuanto llegan al poder cancelan la democracia.
En pocas palabras: nos quieren desfigurar humanamente, imponer una ideología, acabar con nuestros derechos y cancelar nuestras libertades. No nos demos a engañados.
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