En Suecia, donde no ha habido confinamiento bajo el criterio de que el 80 por ciento de la población que se infecte, se va a curar. Tratarán de salvar a los que se puede, y que se mueran los que se van a morir.
Seguimos en medio de la pandemia, y sin información creíble. Como no hay medición, tampoco hay cifras. Las cifras no son un fin en sí mismo, sino el medio para la toma de decisiones. Eso significa que vamos a tientas en las resoluciones que proponen las autoridades. Por ello no es de extrañar que en la “apertura” que ha propuesto el Gobierno Federal sea optativa para las entidades de la República y varios gobernadores la rechazaran de principio, pues son ellos los que están viviendo la problemática.
Los datos del doctor López Gatell no son creíbles, las mediciones cambian y los expertos consideran que se desconoce cuándo y cuánto representa el pico de la pandemia y cuáles serán las consecuencias. Por lo mismo el presidente ya se lavó las manos. Es una forma de liberarse de la responsabilidad, lo cual ya había hecho antes, cuando minimizó el problema, siguió dando abrazos y recomendando que no hubiera confinamiento. La consecuencia fue que entre un 30 y 40 por ciento no se guardó, además de la imposibilidad de hacerlo para muchos por su actividad o condiciones socioeconómicas.
Esto llevó a que expertos consideraran que la política con que se ha enfrentado el problema es semejante a la de Suecia, donde no ha habido confinamiento bajo el criterio de que el 80 por ciento de la población que se infecte, se va a curar. Tratarán de salvar a los que se puede, y que se mueran los que se van a morir. Es un país que no tiene mucha población, un sistema de salud eficiente, y donde no hay un gran respeto por la vida humana. Se trata de un ejemplo de política neoliberal.
En México se adoptaron medidas tardías. Fue la población la que, ante el ejemplo de lo que ocurría en otros países, inició el confinamiento. Pero quienes no lo hicieron estuvieron en riesgo de estar expuestos y contagiarse. Algunos, como en Suecia, serán asintomáticos; otros tendrán cura, y los muertos se amontonan en los hospitales y en los crematorios, generando escenas dramáticas cuyas imágenes circulan en las redes.
Y en contra de lo que dijo que ésta era una enfermedad de ricos, como dijo el gobernador de Puebla, los casos más graves se han dado en poblaciones de bajo nivel económico de la zona conurbada de Ciudad de México, y el sistema de salud en la capital está colapsado.
Se afirmó que ya habíamos llegado al pico de las infecciones, pero las cifras seguían subiendo. Y los enfermos que han rodeado a quienes ya están registrados y no lo saben, siguen contagiando y lo seguirán haciendo cuando termine el confinamiento, con lo que seguirá la expansión. De ahí la necesidad de hacer pruebas. México es uno de los países que menos pruebas ha hecho.
Además de que no se tomaron las medidas preventivas cuando se vio venir la ola, la Cofepris fue renuente a aprobar las pruebas que, incluso, un laboratorio ofreció vender a México a precio muy bajo. La prueba, aprobada por la FDA de los Estados Unidos, aquí se volvió a someter a una lenta revisión. Algunos la aplican, pero mediante el envío de pruebas a los Estados Unidos. Obviamente, son muy pocos los que pueden recurrir a ello. Los médicos han pedido desesperadamente que se autoricen para empezar a aplicarlas.
Se ha insistido que esta enfermedad llegó para quedarse, pero en la medida en que la población inmune se incremente porque ya se enfermaron, el ritmo de contagios disminuirá y será más fácil atenderlos y salvarlos.
La pandemia ha exhibido virtudes, defectos e ignorancias. Se ignora mucho sobre la enfermedad, lo cual se ha prestado a la propagación de mitos, mentiras y versiones de todo tipo. Lo único cierto de medicina preventiva, es el confinamiento. También es cierto que hay población con mayor riesgo que otros. El tema es el sistema inmune de cada persona. Quienes tienen problemas previos por enfermedades u obesidad –muy extendida en México– están en alto riesgo y son quienes más deben cuidarse.
Se ha visto que aun en donde ya se pensaba derrotado al COVID-19, después de la apertura se han dado rebotes, y son esperados, pues se afirma que este virus llegó para quedarse, como otros más que circulan en el ambiente, que provocan el mismo fenómeno de contagio asintomático, contagio que merece atención médica y defunciones.
Lo importante es que se diga y difunda la verdad, pues las políticas erráticas y las mentiras que caracterizan a la Cuarta Transformación, incrementan la falta de credibilidad en nuestros gobernantes, y muchas muertes.
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