Debemos rechazar la pretensión de la ideología de género como pensamiento único instaurado desde la Constitución, en contra de la libertad de pensamiento y de expresión como se pretende.
Entre pandemia y festejos de fin de año, medio pasó desapercibida la demanda del diputado Gabriel Quadri de debatir con argumentos sólidos la pretensión de algunos diputados transgénero y del Partido Morena, de elevar a nivel constitucional la ideología de género que, hay que aclararlo, ya se ha infiltrado en nuestra legislación de manera callada pero efectiva.
El tema es de gran trascendencia y, sin embargo, poco se ha señalado en el ámbito político, su pretensión de generar un pensamiento único que, entre otras cosas, pretende cancelar la libertad de expresión del mismo modo que lo han hecho el comunismo, el fascismo y el nazismo, condenando a quienes disienten de una ideología que no corresponde a la realidad de las cosas.
Hay otra diputada, América Rangel, que también ha tocado el punto y acumula casi 50 denuncias ante el Consejo para Prevenir la Discriminación (CONAPRED), que es utilizada como órgano inquisitorial para cancelar la libertad de expresión disque porque no aceptar dicha ideología constituye un discurso de odio.
La intolerancia llega a tal nivel que el líder de Morena pidió el desafuero de Quadri por su “discurso de odio”, a raíz de la participación de éste, por invitación del conductor, al programa “Hablando se entiende la gente”, de CNN, donde pidió que se debata con argumentos la ideología transgénero, cuando en la naturaleza solo existen dos sexos: hombre y mujer. Y señaló que es impropio que los hombres que se dicen mujeres puedan usar los baños destinados a estas y compitan deportivamente con un cuerpo masculino poniendo en desventaja a las mujeres.
El conductor del programa dejó su papel de mediador y se lanzó con insultos contra Gabriel Quadri, quien en ningún momento hizo insultos, lo corrió de CNN y lo mandó al “Canal Tepito”, pidiendo a que se quitara de la imagen al diputado panista.
Una de las preocupaciones de Quadri, y tiene toda la razón, es que la ideología a debate, que se supone que nació desde la lucha feminista, en realidad se vuelve contra las mujeres y las cosifica enmarcándolas únicamente en aspectos reproductivos, restándoles los derechos que han conquistado a través del tiempo para lograr equidad con los hombres.
Además de lamentar que esta ideología va contra la libertad de expresión, dijo que la bilogía no es ideología. Por lo que desde el aspecto biológico solo existen hombres y mujeres, y dicha ideología pretende ubicar estos dos únicos sexos junto con otros géneros que no corresponden a la naturaleza humana.
No cabe duda que hay que respaldar al diputado Gabriel Quadri –no veo que lo haya hecho su partido- pues se trata de un tema de gran trascendencia que, aunque muchos no lo ven así, afecta jurídicamente la concepción de la persona humana. Se trata de un tema antropológico que es determinante, pues de acuerdo con la concepción que se tenga del ser humano, dependerá la concepción de la política, de la economía, de la educación, etc.
Hoy por hoy, ha sido en el ámbito de la familia y de la educación, donde la sociedad ha señalado el peligro que hay en esta ideología de género que se está imponiendo, entre otros lugares, en la educación de los niños y las presiones de que son víctimas desde la infancia, a nivel escolar, para sembrarles dudas acerca de su identidad, promoviéndoles experiencias de roles femeninos a los niños y masculinos a las niñas, en una clara invasión de su intimidad y violando la patria potestad de sus progenitores.
Resulta increíble que el INE, a quien he defendido como árbitro electoral, asuma roles que no le corresponden, obligando a los partidos políticos a incluir cuotas de “género” trans.
Pero no es sólo ahí donde está presente esta ideología que se ha desarrollado e impuesto a nivel internacional, con la generación artificial de supuestos derechos humanos que no son tales.
Lamentablemente, el ámbito de la comunicación social, particularmente cine, televisión e internet, ha sido campo de difusión de estas ideas, lo cual se inició con la presencia protagónica y por cuotas, como cuando se obligó a incluir en películas y series a negros y blancos de manera equilibrada en roles de buenos y malos, rompiendo los estereotipos norteamericanos donde los malos siempre eran negros.
Ciertamente que las personas, independientemente de sexo o preferencia, como también recalcó Quadri, deben ser respetadas. Pero los derechos humanos son iguales para todos y no existen unos especiales para los transgénero.
Por ello, insisto, debemos rechazar la pretensión de la ideología de género como pensamiento único instaurado desde la Constitución, en contra de la libertad de pensamiento y de expresión como se pretende.
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