Se dice que la maternidad subrogada no implicaría una relación económica, sino que sería altruista.
Al tiempo que en Palacio Nacional se produce una confrontación entre el presidente y un comunicador al ponerse en evidencia el posible conflicto de intereses entre un hijo del presidente por su relación con una empresa contratista de Pemex, otro tema provoca indignación en el Congreso de la Ciudad de México: un grupo de feministas protesta por la posible aprobación de las iniciativas de Morena y el PRD para que se permitan los vientres de alquiler, pomposamente llamados “maternidad subrogada”, que podría pasar a convertirse en una nueva forma de prostituir a las mujeres, particularmente a las más pobres.
Patricia Olamendi, conocida feminista, expresó que, con dichas propuestas, las mujeres pasan a ser consideradas como una mercancía. Las manifestantes externaron como consignas: “Somos mujeres no incubadoras”, “la prostitución no es trabajo es explotación” y “No a los vientres de alquiler”. Esto convierte a las mujeres en incubadoras humanas.
Una vez más asistimos a un fenómeno en donde se piensa que porque algo es técnicamente posible, es correcto. Tienen razón quienes se oponen a una legislación en la cual no es el vientre lo que se alquila, sino toda la mujer. Hay quienes afirman que dicha acción, que implica que una mujer lleva en su vientre un niño ajeno durante su gestación, dándole cobijo, alimentación y parte de su vida, se convierte en una esclava a costa de un pago. Deja de ser dueña de su cuerpo y el embarazo es controlado y vigilado por los “dueños” del niño, con capacidad de disponer de él e, incluso, en algunos casos cuando se sospecha de malformaciones, se llega a obligar a la mujer a abortar, con los riesgos que ello conlleva.
Esta forma ampliada de prostitución, que por desgracia ya existe en algunos estados de la República, es contraria a la dignidad de la mujer y del niño, a los cuales se considera como mercancías que tienen precio y, por ello, constituyen violaciones a los derechos humanos.
Resulta paradójico que quienes niegan la existencia de vida humana y, por lo mismo, han impulsado el aborto en el país, al mismo tiempo acepten la implantación de un ovocito o un embrión producto de una fecundación in vitro de un óvulo que lo mismo puede ser del esposo de la mujer que lo aporta o de otro hombre, y que es un ser humano que se desarrollará en el seno de otra persona que aporta su vital cuando una mujer no puede o no quiere ser quien lo haga. ¿Si eso no tiene vida o no es persona, entonces cómo surgirá de ahí el niño que quieren los padres que alquilan a la mujer? Se dice que la maternidad subrogada no implicaría una relación económica, sino que sería altruista. Lo cierto es que la realidad desmiente esta situación.
A pesar de que donde se autoriza este procedimiento, existe un verdadero negocio de trata y tráfico de personas, como se ha denunciado en la India y Tailandia, por ejemplo. Se crea todo un mercado subterráneo ilegal de extranjeros que acuden a poblaciones pobres donde la necesidad provoca que las mujeres se presten a esta situación, previa selección por su salud y fortaleza física, como si se tratara de ganado. Se estima que este negocio supera los cinco mil millones de dólares anuales.
Adicionalmente, de acuerdo con estudios que se han realizado, quien menos se beneficia de este procedimiento es la mujer que se alquila, la cual recibe cerca del 10 por ciento de lo que se paga, los que participan en el proceso médico el 50 por ciento y el resto los intermediarios.
Por otra parte, con esta situación se genera un enredo jurídico de derechos en el que participa la mujer que pone el óvulo y el donante de los espermatozoides, luego el niño o niños resultantes del mismo. A su vez, está quien hace posible el desarrollo de ese ser humano en el vientre materno que podría no querer entregar a quien acogió durante nueve meses. ¿Hay contrato escrito? ¿Es un acuerdo verbal? Qué validez tiene. Y ¿dónde quedan los derechos del niño de conocer su origen e identidad, de acuerdo con los artículos 7 y 8 de la Convención sobre los Derechos del Niño? En fin, las variables son múltiples.
Este atentado no puede, no debe, ser aceptado. Tienen razón las feministas que se oponen a ello y esto es mucho más grave que lo que ocurre en las mañaneras, que de por sí lo es, pero de aprobarse una legislación, el daño se prolongará a través del tiempo con grave daño de los derechos humanos, que se supone están protegidos por el artículo 1º. de la Constitución.
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