Lograr la unidad en las otras asociaciones humanas no es tan fácil y, menos aun cuando se escala a nivel de nación sobre todo como decíamos en estos tiempos.
“La unidad es una condición esencial para la vida. Ahí donde cae la tea de la discordia y raja y se hunde el hacha de la división, la vida está en peligro… La raíz vital y profunda de un pueblo se encuentra en la unidad por eso nada es demasiado sacrificio, si ese sacrificio va en línea recta a conservar, defender y rehacer la unidad”, decía Anacleto González Flores, y si bien es cierto que en esencia tenía razón, hoy en día en este mundo tan globalizado, no solamente en cuanto a la economía y el comercio, sino en cuanto a las ideas, no resulta tan fácil analizar esta idea de la unidad, que desde luego es fundamental para alcanzar cualquier objetivo, y va desde la familia, las empresas, los equipos deportivos, las organizaciones sociales y políticas y, desde luego las naciones.
Son tantas las cuestiones que hay que analizar para buscar la unidad, que no es fácil encontrar una respuesta sencilla a cómo poder lograr la misma, cosa que a veces aún en la familia que parecería la unidad social natural más propensa a tenerla, muchas veces se pierde por innumerables causas o en algunos casos nunca se ha tenido. Por lo tanto, lograr la unidad en las otras asociaciones humanas no es tan fácil y, menos aun cuando se escala a nivel de nación sobre todo como decíamos en estos tiempos.
Para lograr unidad, se requieren muchos elementos, por ejemplo, intereses y objetivos comunes, ideales compartidos, sentimientos de afecto y comprensión o, al menos empatía entre los miembros, valores y legados culturales, espirituales e históricos comunes y muchos otros, que muchas veces se construyen, pero la mayor parte de las veces están determinados por el lugar y el tiempo en que nacemos.
La unidad es a veces un ejercicio intelectual que inclusive tiene que reunir intereses en parte contrarios, pero que al final logran un mejor objetivo que los que obtendrían aparentemente obteniendo mejores beneficios individuales, en dónde hay que sacrificar algo para obtener otros beneficios comunes.
Ya en el contexto actual en el que nos encontramos, tal parece que uno de los objetivos del gobierno, es lograr la unidad total, pero no por convicción, sino por presión que se está aplicando en dos sentidos; una la podríamos llamar presión positiva que es la que se logra otorgando ciertos beneficios que se hacen ver como dádivas y que se perderían con un cambio de gobierno, otras con promesas que nunca llegan a cumplirse, pero en las que muchas personas de buena voluntad tienen sus esperanzas, y otra, la más peligrosa que es mediante amenazas como la que están viviendo los diputados que haciendo uso de su derecho y deber de manifestar su pensamiento contrario a ciertas medidas que propone el presidente y su grupo, hoy en día se encuentran demandados por “Traición a la Patria”, por el supuesto delito de no votar por una propuesta legislativa que a todas luces estaba encaminada a fortalecer el monopolio del gobierno no solamente en cuestiones políticas, sino también económicas, porque como casi todos los gobiernos socialistas, sobre todo los latinoamericanos, aspiran a la sujeción total de los pueblos, al pretender no solamente tener el control de todos los hilos del gobierno, sino a todos los entes económicos, de tal manera que no haya poder alguno que se pueda oponer a sus decisiones.
Entonces es cuando surge la pregunta un tanto angustiosa de cómo llegar a una unidad por convicción entre los ciudadanos que están convencidos en que el papel fundamental de ellos es precisamente contribuir al desarrollo del país con su trabajo y creatividad, creando oportunidades y riqueza, si negarle al Estado desde luego la responsabilidad que tiene también para regular estas actividades, porque también es un hecho innegable, que no se puede dejar abierto todo a los intereses particulares, porque siempre hay excesos de parte de quienes se van haciendo más poderosos e importantes aunque lo hayan logrado legítimamente, porque la naturaleza humana fácilmente nos encamina a no ser siempre equilibrados y justos.
Por eso es importante ir más a fondo sobre las acciones sobre las que hay que trabajar para buscar esa unidad ciudadana, que pueda ser un contrapeso a la situación en la que estamos viviendo de un monopolio del poder político que quisiera extenderse lo más posible también al económico, al social, al educativo y en general a todos los ámbitos posibles, dónde el disentir sería ya imposible. Esta búsqueda de unidad, aunque parece muy difícil de encontrar debe trabajarse en aspectos de acción inmediata y otros de más largo plazo, en algunas acciones casi de emergencia y otros más de consolidación que son los más difíciles de lograr, pero que la historia demuestra que se pueden ir forjando, aunque lleguen a tardar más de una generación en cristalizar.
Podríamos decir que los primeros pasos son el de hacer conciencia de que todos los ciudadanos tenemos la obligación y la posibilidad de hacer algo, que aunque sea muy pequeño debe sumar en esta causa, y que hoy es posible en gran medida gracias a los medios electrónicos que nos permiten estar en las famosas redes sociales, que sirven para expresar nuestro pensamiento a quienes nos gobiernan, a quienes nos representan como son los diputados, y a quienes piensan como nosotros para reforzar nuestras acciones, y también a quienes piensan diferente, ya sea para aprender algo de ellos, o para dialogar y tratar de llegar a objetivos comunes con los que piensan diferente.
Me parece que hoy ciertamente hemos fomentado un individualismo en el que muchos piensan que lo único importante es su éxito personal, a veces a costa de lo que sea, pero en el fondo la conciencia que es la capacidad de reflexión del ser humano sobre aquello que es correcto en relación con el obrar, es algo inherente a nuestra naturaleza humana y en ciertos momentos no deja de llamarnos a la reflexión sobre nuestra propia existencia y la dirección en la que la llevamos, y nos impulsa al compromiso social, y más allá todavía en muchas ocasiones a la generosidad, y como todavía se conserva en muchos el espíritu religioso que nos relaciona con Dios y nos da un sentido superior de la vida, este nos compromete a actuar aún a costa de ciertos sacrificios.
Lo anterior nos debe llevar a buscar objetivos comunes, que realmente no son tan difíciles de encontrar, algunos por ejemplo son ampliamente reconocidos y deseados por todos, como son que se respete la libertad de pensamiento, de religión, de conciencia, de expresión, de propiedad, de elección de profesión o medio de vida, de educación de libre tránsito, de derechos a la salud y poder elegir y luego exigir a los gobernantes que cumplan sus promesas de campaña.
Hoy muchos tiene necesidad de migrar por las condiciones precarias de su economía o de la seguridad en muchas regiones, otros tiene la posibilidad ciertamente muy legítima de elegir otros países más desarrollados, que les brindan más oportunidades por sus cualificaciones profesionales, pero esto no será la opción para la mayoría de los mexicanos, por lo que considero que tanto los que piensen emigrar, mientras estén aquí, como los que permaneceremos, estamos obligados a pensar en que necesitamos buscar esos acuerdos de unidad, trabajando día a día en nuestras propias trincheras y dándole a nuestra vida un sentido un poco más elevado que estar simplemente viendo pasar el destino sin nuestra concurrencia en el mismo.
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