Macedonia fue la tierra de uno de los personajes más conocidos de la historia, Alejandro rey de Macedonia, mejor conocido como Alejandro Magno, durante su reinado de tan sólo trece años dio un giro haciendo que los griegos se extendieran y se convirtieran en una referencia de intercambio cultural, llegando a ser Alejandro un personaje de leyenda. Sin embargo, desde el año 167 A.C. los romanos dominaron Macedonia y lo dividieron en cuatro distritos de gobierno, de los cuales los más importantes fueron Tesalónica Y Filipos.
Desde donde desembarcó Pablo y sus compañeros se podía contemplar el templo de Diana, muy cerca de ahí murieron Bruto y Cassio luchando contra Marco Antonio y Octavio en el 42 A.C. Filipos con su con su foro, teatro, acrópolis y muro era una ciudad típicamente romana y cada dos años se elegían arcontes, o sea una especie de alcaldes.
Pero los habitantes naturales de la zona eran vistos por los romanos como hombres ásperos, soberbios y tercos, y a las mujeres se les calificaba como muy libres porque opinaban sobre todos los aspectos de la sociedad incluyendo la política, así que se podía prever que si estas mujeres tan activas se convertían al cristianismo seguramente tendrían un papel muy activo en el resultado de la misión.
Llegó el sábado y la oportunidad para los apóstoles de dar su mensaje entre los judíos que, aunque no tenían una sinagoga Lucas se informó que fuera del muro se reunían en un lugar muy adecuado para alabar a Dios, y prestos los misioneros se encaminaron y lo encontraron muy agradable, y apropiado para iniciar su predicación.
Dentro de los asistentes se encontraba una mujer de Lidia, llamada también así y que había heredado de su marido un próspero negocio de púrpura que era una tela preciosa. Lidia era una de esas personas cuya alma es naturalmente cristiana, de tal manera que en cuanto escuchó el mensaje se identificó con Jesús reconociéndolo como el camino, la verdad y la vida, y su conversión de la que dice Lucas que: “El Señor le abrió el corazón, para que escuchase atentamente las palabras de Pablo”, vino acompañada de la de otras dos mujeres llamadas Evodia y Sintique.
Lidia mujer de acción se pone a trabajar inmediatamente por la evangelización, primero con todos los que trabajan en su casa y en su negocio, después invita a los apóstoles a que se hospeden en su amplia residencia, no solamente como lugar para vivir, sino que pone a su disposición espacios de su negocio para que sirvan de locales para las reuniones de la naciente comunidad, un claro ejemplo de la importancia que tiene la mujer en la obra evangelizadora, no solamente como madre o apóstol de su hogar, sino en la historia de la Iglesia.
Con frecuencia olvidamos que las mujeres estuvieron presentes en capítulos claves del Evangelio, ahí está el caso de la samaritana, de Martha y María las amigas de Jesús, y las mujeres que estuvieron acompañando a la Virgen María rumbo al Calvario y al pie de la cruz sin titubear.
* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com